El Via crucis, una devoción con arraigo
Con el piadoso ejercicio del Via crucis
se actualiza el recuerdo de los sufrimientos que soportó el divino Redentor en
el camino hasta el monte de la Calavera o Calvario, donde murió en la cruz por
nuestra salvación.
“¿No es verdad que era
necesario que el Cristo padeciese estas cosas antes de entrar en su gloria?” les dice Jesús resucitado a los dos discípulos que se
volvían a su casa en Emaús (Lc 24, 26). Se volvían por que estaban “depres”, todo
lo ocurrido ese “wiken” fue un golpe muy fuerte y todos sus sueños e ilusiones
(falsas) se habían esfumado. Ellos pensaban que, creían que, es que… Uno de los
dos es Cleofás y mientras él hace “carretera y manta”, su mujer, María, una de
tantas pues era un nombre muy común entre las chicas israelitas, había ido muy
de mañana al sepulcro y con María Magdalena y las otras que fueron con ella
regresaron para darles la noticia de que, como había dicho, estaba resucitado. Va, cosas de mujeres, pensaría.
Cuando los lugares santos de Palestina
quedaron bajo dominio musulmán en el siglo XIV, arraigó en los cristianos de
Occidente la devoción de rezar el Via Crucis recorriendo las estaciones ya que
no se podía peregrinar a Tierra Santa. La Iglesia concedió a esta devoción los
mismos privilegios o indulgencias que a las peregrinaciones o cruzadas.
Álvaro de Córdoba (+1430 con 70 años), beato, dominico, enamorado de la
Pasión de Cristo, tras su peregrinación a Tierra Santa, plantó en la sierra de
Córdoba unos pasos que recordaran la Pasión de Jesús desde Getsemaní hasta la
cruz del Gólgota. Era hijo del primer Maestre de la Orden de Alcántara,
condiscípulo de san Vicente Ferrer, profesor en Salamanca que, en el momento de
las tres tiaras en Avignon y de la corrupción de las costumbres, quiso la
reforma y abrió un profundo surco cristiano en el alma andaluza.
Luego, el sacerdote holandés Christian Adricomio
(+1585 con 52 años) y el franciscano Daza darán forma a esta oración
devocional que fijarán en catorce estaciones.
Posteriormente Leonardo de Porto
Mauricio (+1751 con 75 años), franciscano que importándolo de España, lo
popularizará en Italia erigiéndolo en 571 templos. En 1750, que fue año jubilar
declarado por Benedicto XIV, consiguió su sueño de erigir el Vía Crucis en el
Coliseo y desde entonces cada Viernes Santo se reza allí y frecuentemente
presidido por el Papa.
Sor Rita Piccione, monja agustina
del eremitorio de Lecceto, uno de los toscanos del siglo XII, cuna de la Orden
de san Agustín, presidenta de la federación de monasterios agustinos de Italia,
compuso el Via crucis del Viernes Santo de 2011 en el Coliseo. Es la 3ª mujer a
la que un papa le encarga tal texto; en 1993 fue la benedictina Anna Mª
Canopi y en 1995 fue la hermana Moinke de Vries de la comunidad
suiza protestante de Grandchamp.
El texto oficial de la Iglesia, el Maual
de indulgencias explica que “Al fiel cristiano que practique el piadoso
ejercicio del Via crucis se le concede indulgencia plenaria. Para
ganarla se establece lo siguiente:
1. El piadoso ejercicio debe practicarse
ante las estaciones legítimamente erigidas.
2. Según la costumbre más extendida, este
piadoso ejercicio consta de catorce lecturas piadosas, a las que se añaden
algunas oraciones vocales. El Viernes
Santo de 1991 Juan Pablo II utilizó la ordenación de las estaciones con la
versión más evangélica de los dominicos en vez de la de matriz franciscana que
considera algunas estaciones de la Tradición pero que no aparecen en los
relatos evangélicos”.
Esta versión es de 15
estaciones pues se añade la Resurrección de Jesús ya que el hecho de ser
sepultado no quiere decir que ya todo se ha acabado. Por el contrario, al
tercer día, como Jesús mismo había explicado, resucitó y “empezó lo bueno”.
"¿No era necesario que el Mesías
soportara todo este sufrimiento para entrar en la gloria? (Lc 24, 26). El
Triduo Pascual no acaba en el calvario y con la sepultura del cuerpo inerte de
Jesús. La conmemoración de su resurrección es el culmen y la raíz de la fe de la Iglesia.
En Novo millennio ineunte
dejaba escrito que “¡Él es el Resucitado!
Si no fuese así, vana sería nuestra predicación y vana nuestra fe (cf 1Cor
15,14)”.
3. Para realizar este piadoso ejercicio,
se requiere únicamente la piadosa meditación de la Pasión y Muerte del Señor,
sin que sea necesaria una consideración sobre cada uno de los misterios de las
estaciones.
4. Se requiere el paso de una estación a
otra. Si el piadoso ejercicio se practica públicamente y el movimiento de todos
los presentes no puede efectuarse sin evitar el desorden, basta que con quien
dirige el ejercicio se traslade a cada estación, sin que los demás se muevan de
su lugar.
5. Los que están legítimamente impedidos
pueden ganar la misma indulgencia, si al menos por un tiempo, por ejemplo, un
cuarto de hora, se dedican a la piadosa lectura y meditación de la Pasión y
Muerte del Señor Jesucristo (Cfr. Manual de
indulgencias, 63. Coeditores litúrgicos, 1995)
El santuario de Ntra Sra del Monte Carmelo, en la aldea de Tianjiajing, provincia china de Henan, es
un lugar de peregrinación popular para muchos católicos y a donde miles de
personas han viajado desde su fundación en 1903 para orar y caminar por su Vía
Crucis. Sin embargo, en la noche del 5 de junio de 2018, las autoridades
locales derribaron las imágenes de Cristo que estaban a lo largo del Vía Crucis. Desde 1987 el Gobierno había
prohibido la multitud y solo dejaba asistir a 300.
Toribio, obispo de Astorga (†460), quizá nacido en Astorga, se dice que es el titular del monasterio franciscano de Liébana, próximo a Potes, en Cantabria, pues la primera referencia del monasterio conocido como el de san Toribio es de 1125. En él se venera un “lignum crucis” pero que es el trozo más grande del mundo.
Toribio fundó el monasterio
para retirarse con algunos acólitos y vivir la regla benedictina. Desde el siglo XII la Cofradía de la “vera cruz”
custodia el “lignum crucis”. En 1942 Pío XII donó un fragmento del
precioso leño, conservado en la iglesia de la Santa Cruz de Roma, uniendo así
el santuario a la Ciudad Eterna.
De abril 2017 a abril 2018 se
ha celebrado Año Jubilar lebaniego (el 75 en sus 500 años de historia) en ese
monasterio franciscano y que cada 2 de mayo celebra “la Santuca”. La Puerta
Santa del monasterio, en ese Año Jubilar, la cruzaron algo más de un millón de
peregrinos de países del Este de Europa,
Francia, e Italia, de México, América Latina, Japón, China y Filipinas, entre
otros.
Marie de la Croix (Jeanne) Jugan, francesa, canonizada por Benedicto XVI (11-X-2009),
fundó las “Hermanitas de los Pobres” y fue elegida superiora por sus tres
primeras colaboradoras pero al año y medio la relegaron y empezó su via-crucis
que llevó con fe y humildad. Con 47 años, había cedido su cama a una anciana
ciega y medio paralítica; luego otra, luego 40: así empezó su obra. Falleció el
29 de agosto de 1879 con 87 años.
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