divendres, 3 d’abril del 2020

VIERNES DE DOLORES

Los dolores de la Virgen


El viernes anterior al domingo de ramos es llamado “viernes de dolores”, una conmemoración que estuvo muy arraigada en Europa y América y, aunque con la reforma conciliar se quiso suprimir para celebrar solo el 15 de septiembre, fiesta de Ntra Sra de los dolores, se ha vuelto a recuperar litúrgicamente allí donde la devoción popular está muy arraigada. Todas las Lolas seguían celebrando su santo hoy, no en septiembre.

Es el día que para algunos empieza la Semana Santa y el día en que muchas cofradías solicitan al Gobierno de turno el indulto para algún preso, como hizo Pilato. En Valencia tuvo mucho arraigo medieval la Cofradía del Cristo de las penas cuyo calvario cuidaba de los presos más necesitados de la cárcel. Se dejó de tener noticia escrita de la Cofradía en 1767, y en 1829 de la capilla dentro del templo de san Juan del Hospital. En 1993 se intentó volver a celebrar la procesión del Cristo de las Penas en la noche del Jueves Santo y el inicial corto itinerario por el barrio valenciano de la Xerea ha ido agrandándose poco a poco.

En la homilía de este viernes de dolores de 2020, Bergoglio recordó a la Virgen “sufriente”, al pie de la cruz, y sus siete dolores. El primero, “apenas 40 días después del nacimiento de Jesús, que habla de una espada que atravesará su corazón”. El segundo dolor, la fuga a Egipto par salvar la vida de Jesús. El tercero, “aquellos días de angustia cuando el joven se quedó en el templo”. El cuarto dolor, al encontrarse con Jesús camino del Calvario. “El quinto dolor es la muerte de Jesús, ver al hijo ahí, crucificado y desnudo”. El sexto, cuando bajan a Jesús de la cruz, en la clásica imagen de la Pietá, y ella lo toma en sus manos, como lo había tomado treinta años antes en Belén”. El séptimo, la sepultura.

A mí me hace bien -confesó Francisco- rezar estos siete dolores, para ver cómo la madre de la Iglesia, con tanto sufrimiento, nos ha parido también a nosotros. Una Virgen que nunca pidió nada para sí. Sí para los otros: pensemos en Caná. La Virgen jamás dijo: 'Seré la Reina Madre', nunca dijo esto. No pidió nada importante para ella en el Colegio Apostólico. Solamente aceptó el ser madre. Acompañó a Jesús como discípula, con las amigas, mujeres piadosas, escuchaba a Jesús, apuntó Bergoglio. María acompañó a su hijo hasta el calvario. Jesús no la hizo primera ministra, no le dio títulos de funcionalidad, sino de Madre. No ha pedido para ella ser una casi-redentora, o una co-redentora. No, el Redentor es uno solo Este título no se puede redoblar. Solo discípula y madre”.

En Akita, isla Honshu de Japón, la Virgen se apareció por tres veces en 1973 a la hermana Agnes Sasagawa cuando oraba en su convento de las Doncellas de la Santa Eucaristía. Se conoce como la “Fátima de Oriente”. Dos años después la imagen de la Virgen empezó a llorar durante 101 veces en 6 años y 8 meses, hasta el 15-IX-1981, fiesta de la Virgen de los Dolores.

El 14 de septiembre de 1920, cuando el ejército ruso se estableció en el río Vístula y se preparaba para invadir Varsovia, el pueblo recurrió a la Virgen María. Al día siguiente, día 15, fiesta de la Virgen de los Dolores, el ejército ruso se retiró después que la imagen de la Virgen apareció en una nube sobre la ciudad. Es un día que también celebran las llamadas Soledad, Sol, Marisol y Angustias, conmemorando que María participó plenamente en la obra redentora de Cristo, su hijo, experimentando en sí misma las consecuencias del pecado y que el anciano Simeón resumió en que “una espada atravesará tu corazón”. La Liturgia tiene el himno Stabat Mater que parece ser compuesto por el franciscano Jacopone de Todi (†1306). Dice este himno: Stabat mater dolorosa juxta crucem lacrimosa dum pendebat filius... Estaba de pie junto a la cruz la madre lacrimosa donde estaba colgado su hijo...

A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó celebrar una festividad anual en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de setiembre. La conmemoración de los dolores de la Virgen el viernes de la semana de Pasión (antes del domingo de ramos) es más antigua e instituida en Colonia y en otras partes de Europa en el siglo XV, se extendió por toda la Iglesia en 1727. Pío VI en 1814 le dio el espaldarazo definitivo al 15 de septiembre al querer recordar los sufrimientos de la Iglesia en la persona de su jefe, desterrado y cautivo de Napoleón, y luego liberado por la protección de María y Pío X fijó la fecha en 1912. Pablo VI en 1967 declaró a Santa María de la Soledad patrona de las viudas aunque las "Sole" (Soledad) suelen celebrar el Sábado Santo, mientras que en algunas poblaciones también lo hacen el Viernes Santo. Reciente es el que haya "Soles" que celebran su santa el 11 de octubre, día de la onomástica de Soledad Torres Acosta.

La Virgen de los Dolores de Eslovaquia es la Patrona de ese estado y está venerada en el santuario de los "Siete dolores” en Sastín. El cristianismo llegó en el siglo IX con Cirilo y Metodio que inculcaban la devoción mariana. La iglesia más antigua es del 850. Los siglos XV y XVI fueron una dura prueba con los husitas y los protestantes. A partir del XVII los jesuitas reanimaron la fe, hicieron renacer gran número de santuarios y recuperaron el culto a las imágenes escondidas. El santuario tuvo su origen en una capilla construida en 1564 por una pareja, en agradecimiento por su reconciliación. El 1 de julio de 1995 Juan Pablo II celebró la Eucaristía con 200 mil personas asistentes.

La Virgen de los Dolores de Kibeho es la advocación del Santuario mariano al sur de Rwanda, consagrado en 2003. En 1990, durante su visita apostólica al país africano, Juan Pablo II exhortó allí a los fieles a mirar a la Virgen como una guía sencilla y segura, pidiendo un mayor empeño contra las divisiones locales, políticas y étnicas.

La Virgen María de Etzelsbach es una Virgen dolorosa alemana en el santuario mariano cercano a Polonia y que visitó Benedicto XVI (23-IX-2011). La imagen es una mujer de mediana edad, con los párpados apesadumbrados de tanto llorar y una mirada absorta, mirando al infinito, como si estuviera meditando lo que había sucedido. En su regazo reposa el cuerpo exánime de su Hijo y en su cuerpo signos de la crucifixión. La posición del crucificado es una particularidad de esta imagen pues el cadáver está orientado hacia el lado que no vemos la lanzada; la está contemplando Ella.

En el santoral pueden encontrarse algun@s personas o instituciones con esta advocación o referencia a los Dolores de María.

Mª Rosa (Mª de los Dolores) Molas i Vallvé (†1876 con 61 años), nacida en Reus, fundadora de las HH de Ntra. Sra. de la Consolación., fue canonizada en 1988 por Juan Pablo II quien de ella dijo: “Ha anunciado al mundo la misericordia del Padre. La vida de María Rosa, que transcurre haciendo el bien, se traduce, para el hombre de hoy, en un mensaje de consolación y de esperanza".

Gabriel de la Dolorosa (†1862 con 24 años), hijo del gobernador de Espoleto, una ciudad de los Estados pontificios, era guapo, elegante y presumido, codiciado por las madres con hijas casaderas y una grave enfermedad lo movió a prometer a Dios que si curaba, se haría religioso. A los 18 años ingresó en los pasionistas. Murió de tisis antes de ser sacerdote.

Celia Barbieri (†1870 con 23 años), canonizada por Juan Pablo II en 1989, desde el día de su 1ª Comunión, el Crucifijo y la Virgen Dolorosa inspiraron su vida. Estaba en adoración ante un sagrario como una estatua inmóvil. Con un grupo de amigas se fue a vivir a la casa del maestro del pueblo, cerca de Bolonia, para dedicarse a dar catequesis. Así nació la familia religiosa que fundara de las “HH Mínimas de la Dolorosa” que están en Italia, India y Tanzania, con 300 miembros en 35 casas.

Gaetano Errico (†1860 con 69 años) fue un presbítero canonizado en 2008, fundador de los “Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”, profeta de la misericordia divina y que dedicó mucho tiempo al sacramento de la reconciliación. Cada año se retiraba a la casa de los redentoristas en Salerno para hacer sus ejercicios espirituales; en uno de ellos, se le apareció san Alfonso de Ligorio para comunicarle que Dios quería que fundara una Congregación y que construyera una iglesia en honor de la Dolorosa en Secondigliano. Una vez terminada, no sin dificultades de adversarios combativos y aguerridos, encargó a Francesco Verzella la imagen de la Virgen que le hizo retocar muchas veces hasta que un día dijo: “Así era”. ¿Es que la había visto?


Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo (Jn 19, 25-26). Juan Pablo II la tradujo a su manera para rezarle: Madre, he ahí a tus hijos, jaculatoria mariana que puede rezarse muchas veces cada día pidiendo por toda la Iglesia y por toda la humanidad.

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