diumenge, 9 de juny del 2019

DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Amig@s del “gran desconocido”



A lo largo de los siglos no han faltado sant@s que en Occidente, en la llamada Cristiandad, se “quejaran” de que el Espíritu Santo fuera “el gran desconocido” pues no se le venía prestando el mínimo de atención cuando no puede prescindirse de Él. La reforma litúrgica del Vaticano II ha propuesto corregir esa laguna y una medida práctica que tomó fue incluir al Espíritu Santo en las plegarias eucarísticas. La anterior a la reforma, la PE1 (o Canon romano), aunque perduraba “desde siempre” (desde el siglo IV aprox) ni lo citaba.

Juan Pablo II en su encíclica sobre el Espíritu Santo (Dominum et vivificantem, 1986), dejaba escrito que “el Concilio Vaticano II ha hecho sentir la necesidad de una nueva profundización de la doctrina sobre el Espíritu Santo como subrayaba Pablo VI: «A la cristología y a la eclesiología debe suceder un estudio nuevo y un culto nuevo al Espíritu Santo justamente como necesario complemento de la doctrina conciliar». Nos estimula también la herencia común con las Iglesias orientales las cuales han custodiado celosamente las riquezas extraordinarias de las enseñanzas de los Padres sobre el Espíritu Santo”.

A pesar de las quejas, no han faltado sant@s a lo largo de los siglos que han sido “uña y carne” con el Espíritu Santo.

Zeferino, romano, mártir, elegido Papa en 202 ya que se posó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma.

Dionisio I (†268) fue Papa calabrés de quien san Atanasio y san Basilio usaron sus escritos sobre la divinidad de Cristo y del Espíritu Santo en el concilio de Nicea.

Atenógenes fue obispo martirizado con otros 10 discípulos en Sebaste (Armenia) en tiempos de Diocleciano (s IV) y que dejó un himno que habla de la divinidad del Espíritu Santo.

Efrén (†373 con 67 años), diácono sirio llamado “el arpa del Espíritu Santo”.

Simeón “el nuevo teólogo” (†1022 con 73 años), monje studita glosado por Benedicto XVI en 2009 quien recordó que su reflexión se centra en la acción del Espíritu Santo en los bautizados.

Serafín de Montegranario (†1604 con 64 años), sin haber leído nunca un libro y solo servía para plantar coles, explicaba el Evangelio como si hablara el Espíritu Santo.

Juan Eudes (†1680 con 79 años), fundador de los “euditas” y las HH de Ntra Sra del Refugio, para mujeres conversas de su mala vida pública anterior, fue glosado por Benedicto XVI (Aud Gral 2009) recordando que fue instrumento del Espíritu Santo..

Narcisa de Jesús Martillo Morán (†1869 con 37 años), catequista laica ecuatoriana, llamada “la violeta de Nobol”, tuvo el don del Espíritu Santo.

Mariam de Jesús crucificado Baouardy (1878 con 32 años), nacida en Galilea, era Carmelita descalza de la Iglesia católica malaquita griega, humilde y analfabeta pero capaz de dar consejos y explicaciones teológicas muy claramente, el resultado de un diálogo continuo con el Espíritu Santo.

María Caterina Kasper (1898 con 78 años), alemana, fundadora del Instituto de las Esclavas Pobres de Jesucristo, se dejó llevar por la inspiración del Espíritu Santo. Está anunciada su canonización.

Arnoldo Janssen (†1909 con 72 años), sacerdote alemán con afán ecuménico y misionero en tiempos difíciles en la Alemania de Bismark y la Kulturkampf (batalla por la cultura), fundó las «Siervas del Espíritu Santo».

Juan XXIII (†1963 con 82 años), el Papa que convocó el Concilio Vaticano II secundando al Espíritu Santo para poner la Iglesia al día en su pastoral, en sus métodos, en su praxis. Él mismo contaba que una de las primeras noches de su papado en que no lograba conciliar el sueño, ante varios graves problemas, se dijo a sí mismo: Vamos a ver, Juan, ¿quién dirige la Iglesia, el Espíritu Santo, o tú? El Espíritu Santo, ¿no?, pues entonces ¡duerme, Juan! Y se pudo dormir como si hubiese tomado un valium.

En Amsterdam (Holanda), de 1945 a 1959, se apareció la Virgen como “Madre y Señora de todos los pueblos” a la vidente, Isje Johanna Peerdeman ("Ida") que murió en 1996 a la edad de 90 años. La oración que dictó la Virgen fue aprobada por la Congregación para la Doctrina de la Fe cuando el Prefecto era el Cardenal Ratzinger, y reza así: "Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, María Santísima, sea nuestra Abogada. Amén."

los presentes en el cenáculo, venidos de todos los pueblos,
les oían hablar cada uno en su lengua
El santuario mariano del Divino Amore, a 15 km al sur de Roma, desde el siglo XIII, tiene una imagen de la Virgen sentada en un trono con el Niño Jesús en brazos y con la paloma descendiente sobre ella como el símbolo del Espíritu Santo, que es el Divino Amor. Estuvo Pío XII, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco que el 1-V-2018 acudió a rezar el rosario por la paz en Siria y en todo el mundo. Ya había estado en mayo de 2014.

Francisco nos recuerda siempre el no descuidar el trato con el Espíritu Santo en sus documentos, desde “La luz de la Fe” (Lumen fidei, LF) hasta “Alegraos y regocijaos” (Gaudete et exúltate, GEx, pasando por “La alegría del Evangelio” (Evangelii gaudium, EvG), “La alegría del amor” (Amoris laetitiae, AL) y la encíclica “verde” “Alabado sea” (Laudato si, LS) y en la última dedicada a los jóvenes y a todo el Pueblo de Dios (Christus vivit, ChV) de 25-III-2019.

La fe no es únicamente una opción individual (…) en el Espíritu, es también un «nosotros», una comunión de personas” (LF, 39).

El discernimiento, que no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que pedir (…) al Espíritu Santo” (GEx, 166).

Las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores” (EvG, 29).

Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu “(EvG, 37).

Las familias alcanzan poco a poco, «con la gracia del Espíritu Santo, su santidad a través de la vida matrimonial” (AL, 317).

Toda la naturaleza, además de manifestar a Dios, es lugar de su presencia. En cada criatura habita su Espíritu vivificante” (LS, 88).

El Espíritu Santo. Es Él quien está detrás, es Él quien prepara y abre los corazones (...) es Él quien te ayudará (…) te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza” (…)“Invoca al Espíritu Santo” (ChV, 130-131).

Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María (…) María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos” (EvG 284, 288).

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