dimarts, 11 de juny del 2019

CELEBRANDO A LOS MÁRTIRES

La sangre de l@s mártires es semilla de cristian@s


Cada 11 de junio es la memoria del apóstol Bernabé, que era primo del evangelista Marcos. Su nombre era José Haleví (el levita) pero los apóstoles le apodaron Bernabé (hijo de profeta). Los evangelios apócrifos dicen que en el año 60-61, en Salamina, fue lapidado por judíos de la diáspora pero otra tradición tardía dice que fue mártir en Chipre.

Fue mártir como todos los apóstoles excepto Juan y como lo fueron todos los 40 primeros papas desde Pedro que fue martirizado en la misma Roma. La cifra de mártires crecía con las persecuciones de algunos emperadores romanos, desde Claudio hasta Diocleciano que falleció al empezar el siglo IV y fue sucedido por los que anularon el decreto persecutorio, como fue el caso de Galerio y luego Constantino.

Juan Pablo II ya recordó que «al término del segundo milenio que la Iglesia ha vuelto de nuevo a ser Iglesia de mártires. Las persecuciones de creyentes —sacerdotes, religiosos y laicos— han supuesto una gran siembra de mártires en varias partes del mundo. El testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes, como revelaba ya Pablo VI en la homilía de la canonización de los mártires ugandeses» (Carta apostólica Tertio millenio adveniente, 37).

Francisco al elevar a los altares a los 813 mártires de Otranto en 1480, en solo 5 años (2013-18) había canonizado más mártires que Juan Pablo II que los hizo con 482 a lo largo de sus 26 años de pontificado.

En abril de 2017 dijo que los mártires de hoy «son la sangre viva de la Iglesia, son los testigos que sacan adelante a la Iglesia». Era la homilía en el santuario de los mártires de los siglos XX y XXI -erigido por san Juan Pablo II en la basílica de San Bartolomé de la Isla Tiberina y confiado a la Comunidad de San Egidio. Hizo una referencia al martirio del servicio cotidiano, pues «hay tantos mártires escondidos, esos hombres y mujeres fieles a la fuerza mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo».

Los primeros cristianos a los leones
En la misa celebrada el 15-IX-2016 en la capilla de su residencia, santa Marta, en sufragio por el sacerdote Jacques Hamel, afirmó hoy en la Iglesia hay más mártires cristianos que en los primeros tiempos. Lo mismo repitió en mayo de 2019 y en otras ocasiones como en enero de 2017 y aprovechando la ocasión de beatificar y canonizar mártires de aquí y allá.

En la catequesis del 28 de junio de 2017, reflexionaba sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús envía a sus discípulos en misión, no los ilusiona con quimeras de fácil suceso; al contrario, les advierte claramente que el anuncio del Reino de Dios implica siempre una oposición. Y usa incluso una expresión extrema: «Seréis odiados – odiados – por todos a causa de mi Nombre» (Mt 10,22). El martirio cruento con derramamiento de sangre no es el ideal supremo de la vida cristiana, porque sobre ello está la caridad

Se puede afirmar que en todo el Imperio romano oriental la persecución de Diocleciano (284-305 = 21 años) se cegó en un encarnizada persecución de l@s cristian@s en Palestina, Fenicia, Arabia, Mesopotamia, La Cilicia, Galacia, el Ponto, Paflagonia, Capadocia y demás regiones del Asia proconsular. En la cuenca del Danubio y en los Balcanes, Galerio aplicó con el máximo rigor su Decreto de persecución.

La Iglesia es consciente de las enseñanzas de Jesús de Nazaret que ya explicó cómo sería la cosa para sus discípulos y comprueba que ayer, hoy y mañana, la sangre de l@s mártires es semilla de cristian@s pues, contra todo pronóstico, los seguidores de Cristo iban creciendo y extendiéndose por todas las poblaciones, dentro y fuera de los límites del Imperio Romano. Justo lo contrario que perseguían los emperadores perseguidores.

Mártires japoneses en Nagasaki
El listado de mártires en el santoral o martirologio romano es interminable porque no es cosa de tiempos pasados, los del Imperio romano con los cristianos a los leones. Los sigue habiendo y en mayor cantidad y en mayor extensión geográfica. Hay mártires en los cinco continentes: en Europa del norte, del este y del oeste, en las américas del norte y del sur, en África y en Asia. Cito un@s cuant@s “recientes”:

Pablo Miki y 25 compañeros, mártires en Nagasaki en 1597 con el emperador Toyotomi Hideyoshi, 50 años después de morir san Francisco de Javier, cuando eran unos 300 mil los cristianos japoneses. Por el año 1630 no quedaba ningún sacerdote, así casi 250 años hasta el s XIX que, tolerados por el gobierno japonés, entraron misioneros franceses con garantías de libertad religiosa. El 19-II-1865, l’abbé Petitjean dedicó una iglesia, en la colina de Oura, a estos 26 mártires en Nagasaki.

Los 40 mártires en Inglaterra y Gales, de los 200 católicos que, en la persecución de los anglicanos, fueron ejecutados entre 1535 y 1679.

Juan de Britto (†1693 con 46 años) y compañeros jesuitas, mártires en la India. Un jefe indio al convertirse decidió quedarse con una sola esposa y despedir a las demás mujeres. Una de las concubinas se vengó; murió decapitado en Urgur y su cuerpo fue pasto de las fieras. En el s XIX habrá otra persecución con más de cien mil mártires.

Lorenzo Ruiz y 15 compañeros filipinos, mártires en Japón (†1633-37).

Jesuitas mártires en Canadá -Norteamérica
Juan de Brebeuf, Isaac Jogues y compañeros jesuitas, mártires canadienses entre 1642 y 1649 que evangelizaron a los indígenas de las tribus belicosas de hurones, iroqueses y algonquinos enfrentándose con la superstición, la violencia y el canibalismo. Fueron víctimas de la crueldad y rivalidad entre esas tribus irreconciliables.

Andrés de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro (sacerdotes) y Mateus Moreira (laico) y otros 27 compañeros asesinados en Brasil por el "odio a la fe" entre el 16 de julio y el 3 de octubre de 1645, por calvinistas holandeses.

Andrés Kim Tae-gon, Pablo Chong y otros 101, mártires en Corea en el s XIX. Con la sangre preciosa de su martirio, regaron de fe esa península asiática.

Jerónimo Hermosilla y 115 compañeros dominicos, mártires en Vietnam en 1857 y 1862.

Carlos Lwanga y compañeros ugandeses
Carlos Lwanga y 21 compañeros son mártires en Uganda (†1885-87), primicias de un centenar de mártires cristianos (católicos y anglicanos), víctimas de la ira del rey Mwanga. Carlos, con 20 años, era el primer paje de la corte real. Nueve de ellos se negaron a las propuestas pederastas del rey, que se vengó quemándolos vivos en la colina de Namugongo.


Y podría seguirse la lista con los mártires de los nazis, del comunismo ruso y chino, de las guerras civiles mexicana, española, balcánica, etc.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada