La sangre de l@s mártires es
semilla de cristian@s

Fue
mártir como todos los apóstoles excepto Juan y como lo fueron todos los 40 primeros
papas desde Pedro que fue martirizado en la misma Roma. La cifra de mártires
crecía con las persecuciones de algunos emperadores romanos, desde Claudio
hasta Diocleciano que falleció al empezar el siglo IV y fue sucedido por los
que anularon el decreto persecutorio, como fue el caso de Galerio y luego
Constantino.
Juan Pablo II ya recordó que «al término del segundo milenio que la Iglesia ha vuelto de nuevo a ser
Iglesia de mártires. Las persecuciones de creyentes —sacerdotes,
religiosos y laicos— han supuesto una gran siembra de mártires en varias partes
del mundo. El testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre
se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y
protestantes, como revelaba ya Pablo VI en la homilía de la canonización de los
mártires ugandeses» (Carta apostólica Tertio millenio adveniente, 37).
Francisco al
elevar
a los altares a los 813 mártires de Otranto en 1480, en solo 5 años (2013-18) había
canonizado más mártires que Juan Pablo II que los hizo con 482 a lo largo
de sus 26 años de pontificado.
En abril de 2017 dijo que los mártires de
hoy «son la sangre viva de la Iglesia,
son los testigos que sacan adelante a la Iglesia». Era la homilía en el santuario de los mártires de los
siglos XX y XXI -erigido por san Juan Pablo II en la basílica de San
Bartolomé de la Isla Tiberina y confiado a la Comunidad de San Egidio. Hizo una
referencia al martirio del servicio cotidiano, pues «hay tantos mártires escondidos, esos hombres y mujeres fieles a la fuerza
mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo».
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Los primeros cristianos a los leones |
En la
misa celebrada el 15-IX-2016 en la capilla de su residencia, santa Marta, en
sufragio por el sacerdote Jacques Hamel,
afirmó “hoy en la Iglesia hay más mártires cristianos que en los primeros
tiempos”. Lo
mismo repitió en mayo de 2019 y en otras ocasiones como en enero de 2017 y
aprovechando la ocasión de beatificar y canonizar mártires de aquí y allá.
En
la catequesis del 28 de junio de 2017, reflexionaba
sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús envía a sus
discípulos en misión, no los ilusiona con quimeras de fácil suceso; al
contrario, les advierte claramente que el anuncio del Reino de Dios implica
siempre una oposición. Y usa incluso una expresión extrema: «Seréis odiados – odiados – por todos a causa
de mi Nombre» (Mt 10,22). El martirio cruento con derramamiento de sangre no
es el ideal supremo de la vida cristiana, porque sobre ello está la caridad
Se puede afirmar que en todo el Imperio romano oriental la
persecución de Diocleciano (284-305 = 21 años) se cegó en un encarnizada
persecución de l@s cristian@s en Palestina, Fenicia, Arabia, Mesopotamia, La
Cilicia, Galacia, el Ponto, Paflagonia, Capadocia y demás regiones del Asia
proconsular. En la cuenca del Danubio y en los Balcanes, Galerio aplicó con el
máximo rigor su Decreto de persecución.
La Iglesia es consciente de las enseñanzas de Jesús de Nazaret que
ya explicó cómo sería la cosa para sus discípulos y comprueba que ayer, hoy y
mañana, la sangre de l@s mártires es semilla de cristian@s pues, contra todo
pronóstico, los seguidores de Cristo iban creciendo y extendiéndose por todas
las poblaciones, dentro y fuera de los límites del Imperio Romano. Justo lo
contrario que perseguían los emperadores perseguidores.
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Mártires japoneses en Nagasaki |
El listado de mártires en el santoral o martirologio romano es
interminable porque no es cosa de tiempos pasados, los del Imperio romano con
los cristianos a los leones. Los sigue habiendo y en mayor cantidad y en mayor
extensión geográfica. Hay mártires en los cinco continentes: en Europa del
norte, del este y del oeste, en las américas del norte y del sur, en África y
en Asia. Cito un@s cuant@s “recientes”:
Pablo
Miki y 25 compañeros, mártires en
Nagasaki en 1597 con el
emperador Toyotomi Hideyoshi, 50 años después de morir san Francisco de Javier, cuando
eran unos 300 mil los cristianos japoneses. Por el año 1630 no quedaba ningún
sacerdote, así casi 250 años hasta el s XIX que, tolerados por el gobierno
japonés, entraron misioneros franceses con garantías de libertad religiosa. El
19-II-1865, l’abbé Petitjean dedicó una iglesia, en la colina de Oura, a estos 26
mártires en Nagasaki.
Los
40 mártires en Inglaterra y Gales,
de los 200 católicos que, en la persecución de los anglicanos, fueron
ejecutados entre 1535 y 1679.
Juan de
Britto (†1693 con 46
años) y compañeros jesuitas, mártires en la India. Un jefe
indio al convertirse decidió quedarse con una sola esposa y despedir a las
demás mujeres. Una de las concubinas se vengó; murió decapitado en Urgur y su
cuerpo fue pasto de las fieras. En el s XIX habrá otra persecución con más de
cien mil mártires.
Lorenzo
Ruiz y 15 compañeros filipinos, mártires en Japón (†1633-37).
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Jesuitas mártires en Canadá -Norteamérica |
Juan
de Brebeuf, Isaac Jogues y compañeros jesuitas, mártires canadienses entre 1642 y 1649 que evangelizaron
a los indígenas de las tribus belicosas de hurones, iroqueses y algonquinos
enfrentándose con la superstición, la violencia y el canibalismo. Fueron
víctimas de la crueldad y rivalidad entre esas tribus irreconciliables.
Andrés
de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro (sacerdotes) y
Mateus Moreira (laico) y otros 27 compañeros asesinados en
Brasil por el "odio a la fe" entre el 16 de julio y el 3 de octubre
de 1645, por calvinistas holandeses.
Andrés Kim Tae-gon, Pablo Chong y otros 101, mártires en Corea en el s XIX. Con la sangre preciosa de su
martirio, regaron de fe esa península asiática.
Jerónimo
Hermosilla y 115 compañeros dominicos, mártires en Vietnam en 1857 y 1862.
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Carlos Lwanga y compañeros ugandeses |
Carlos
Lwanga y 21 compañeros son mártires en
Uganda (†1885-87),
primicias de un centenar de mártires cristianos (católicos y anglicanos),
víctimas de la ira del rey Mwanga. Carlos, con 20 años, era el primer paje de
la corte real. Nueve de ellos se negaron a las propuestas pederastas del rey,
que se vengó quemándolos vivos en la colina de Namugongo.
Y podría
seguirse la lista con los mártires de los nazis, del comunismo ruso y chino, de
las guerras civiles mexicana, española, balcánica, etc.
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