diumenge, 24 de març del 2019

MIRANDO A ÓSCAR ROMERO

El buen pastor huele a oveja


En el tercer domingo de Cuaresma, ciclo C, oímos en la Palabra de Dios que san Pablo pone a Moisés como modelo de pastor (1Corintios 10, 1-12), que lo era del rebaño de ovejas de su suegro Jetró, sacerdote de Madián (Ex 3,1 -15). Olería a oveja. Y este domingo en 2019 cae en día 24, precisamente día en que se conmemora a san Óscar Romero desde su canonización en 2018. Era un pastor que “olía a oveja” según expresión del papa Francisco.

Romero fue Arzobispo de San Salvador, mártir con 63 años al ser asesinado por la fe el 24 de marzo de 1980, baleado mientras celebraba Misa y parece que por un grupo vinculado a la dictadura de derechas que gobernaba el país en aquellos momentos. Como obispo, emprendió una intensa labor pastoral en favor de los campesinos más pobres de su diócesis, a los que visitaba con regularidad. Pablo VI y Juan Pablo II le animaron en su misión por la que se enfrentó abiertamente con la dictadura y con algunos sectores eclesiásticos que le tachaban de hereje.

Francisco, en Panamá (23-25 enero 2019), asistiendo a la JMJ, se reunió con los obispos centroamericanos (SEDAC) y citó a Romero, uno de los 8 patronos de la JMJ en ese país. Empezó con un guiño antes del mensaje duro y esperanzado, colocando la figura de Óscar Romero como ejemplo de lo que deben ser los auténticos pastores del futuro. Romero, dijo, es "una constante fuente de inspiración para nuestras Iglesias y, de modo particular, para nosotros obispos. El lema de su escudo –subrayó el Papa-, es inspirador: «Sentir con la Iglesia». Un Romero que fue "excomulgado en los cuchicheos de tantos obispos". Algunos de ellos, aún presentes.

"No hemos inventado la Iglesia –les dijo Francisco- , ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros" e instó a "abandonar los discursos para escuchar el ruido y la cantinela de gente real" y les pidió que den testimonio de una Iglesia humilde y pobre, huyendo del riesgo del orgullo, de la arrogancia, de la autosuficiencia.

Habló del funcionalismo y clericalismo eclesial, tan tristemente extendido, que representa una caricatura y una perversión del ministerio. “Es cuestión de impacto –les decía Francisco- y capacidad de que nuestras agendas episcopales tengan espacio para recibir, acompañar y sostener a nuestros curas, tengan "espacio real" para ocuparnos de ellos". La Iglesia de Cristo se hace escuchando. Hay muchas cosas que hacemos a diario que deberíamos confiarlas a otros”.

"Una Iglesia que no quiere que su fuerza esté -como decía Mons. Romero- en el apoyo de los poderosos o de la política sino tomada de los brazos del crucificado, que es su verdadera fortaleza", recordó Francisco abogando por la pobreza que "es madre y muro”.

El santoral, antes de Juan Pablo II, no traía a ningún buen pastor fuera de los europeos. A partir de la apertura conciliar para universalizar la Iglesia también en esto, se empezó a reconocer y canonizar a algunos buenos pastores de Latinoamérica.
         Ezequiel Moreno Díaz (†1906 con 58 años), agustino recoleto y obispo de Pasto (Colombia), canonizado en 1992 por Juan Pablo II en Santo Domingo en el 500º aniv de la Evangelización de América y que lo puso como modelo de pastor y misionero.
         Toribio de Mogrovejo (†1606 con 68 años), obispo de Lima y Patrono de Perú, fue nombrado por Juan Pablo II Patrono del Episcopado Latinoamericano por ser modelo de evangelizador pues todo lo que escribió lo tradujo a las lenguas nativas que aprendió: quechua y aymara, el guajiro del sur, el quejoja de Quito y el tuncha del sur de Colombia. A pie o a caballo, en 25 años, recorrió 4 veces su inmensa diócesis que abarcaba Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y parte de Argentina.
         Pedro Claver (†1654 con 74 años) jesuita, patrono de las misiones entre los negros. Desde Mallorca salió a las Indias a predicar en Cartagena de Indias, famosa ciudad por la “trata de negros” llegados desde Angola y otros lugares de la costa atlántica africana. Se estima que llegaron unos 10.000 en las peores condiciones físicas y espirituales.

En Europa es de donde se saca la lista más larga de buenos pastores santos, casi exclusiva durante siglos, quedando los demás continentes de la Tierra en el olvido generalizado. Pero con la propuesta reformadora y mejoradora del Concilio Vaticano II se va ampliando el santoral, universalizando el listado al incluir santos de estos mundos de Dios, África, Asia y Oceanía.
Jacques Berthieu (†1896 con 58 años), jesuita francés, mártir en Madagascar, canonizado en 2012, fue un pastor infatigable en la isla de Santa María y después en Madagascar, luchó contra la injusticia, aliviando a los pobres y los enfermos. En 1895 los menalamba (los togas rojas) se levantaron contra los colonizadores y enseguida el punto de mira fueron los cristianos. Sin embargo los malgaches lo consideraban como un sacerdote venido del cielo, y decían: tú eres nuestro padre y madre. Él se hizo todo para todos, sacando de la oración y el amor al Corazón de Jesús la fuerza humana y sacerdotal para llegar hasta el martirio, en 1896.
         Juan de Britto (†1693 con 46 años) fue un jesuita lisboeta mártir en la India con otros compañeros jesuitas, con gran afán misionero y que se hizo hindú con los hindúes y así nadie le reconocía como jesuita ni por su indumentaria, ni su lengua pues vivía como los indígenas de la costa Malabar. El último año, dejó escrito, “bauticé a cuatro mil”. Murió decapitado en Urgur y su cuerpo fue pasto de las fieras.
Kuriakose Elías Chavara de la Sagrada Familia (†1871 con 65 años), canonizado en 2014, fue un sacerdote cofundador de los Carmelitas de María Inmaculada de rito Siro-malabar y su primer prior y fue Vicario general de esa Iglesia católica de rito no romano y modelo de evangelización en la India pues fue un reformador social e inventor del sistema llamado “a la escuela, junto con todas las iglesias” que fue un éxito en la educación gratuita.


Hay un buen puñado por el planeta Tierra que son mártires y se celebran en grupos numerosos como los de Japón, Vietnam, Uganda, etc. Es una pena que no sea “políticamente correcto” citar algunas de la inmensa cantidad de buenas pastoras que ha habido, hay y seguirá habiendo en la Iglesia y en el mundo entero.

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