diumenge, 24 de febrer del 2019

AMAR A LOS ENEMIGOS

24F Aniversario del Decreto imperial de Teodosio


A vosotros que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian” (Lucas 6, 27) dice Jesús después de enunciar las bienaventuranzas. Justo como hizo David contra Saúl y no como él, el rey de Israel, que “Se levantó Saúl y bajó al desierto de Zif, con tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif(1Sam 26, 1-2).

Aunque lo que enseña Jesús es fácil de entender, es también fácil no vivirlo y va pasando el tiempo como si no nos enterásemos, como si estuviéramos dormidos. Dice Samuel que “nadie los vio, nadie se enteró, nadie se despertó. Todos dormían porque se había abatido sobre ellos el sopor profundo de Yahveh” (1Sam 26, 23). Pero no todos los que se duermen lo hacen por obra de Dios como el sueño de Adán (cf 1Cor 15, 45-49) o el de l@s sant@s que se duermen en el Señor al morir.

Los cristianos podemos dormirnos, equivocarnos o dejarnos llevar por la pereza mental aunque, al igual que Juan Pablo II, Francisco invita a recordar hechos históricos erróneos para rectificar como los de “esos dualismos malsanos (que) llegaron a tener una importante influencia en algunos pensadores cristianos a lo largo de la historia y desfiguraron el Evangelio (LSi, 98). “La cultura del bienestar nos anestesia” (EG, 54).

En la Encíclica “La alegría del Evangelio” ya dejaba escrito: “¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!” (EG, 261) o sea que pretende despertar al Pueblo de Dios que puede estar dormido, durmiendo o adormilado.

Olvidar que hemos de amar al enemigo, amar a los que no nos aman ya ha pasado en la historia y puede repetirse ya que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, dice la sabiduría popular.

Teodosio con san Ambrosio, en Milán.
Recibió alguna reprimenda del obispo
Hoy 24 febrero es aniversario del Decreto en 381 del emperador Teodosio I (395 con 48 años), llamado “el Grande” por los católicos, tenido por “Divus Theodosius”, el hispano emperador romano, alentado por el Papa de entonces, Dámaso I (384 con 79 años), también hispano. Un día como hoy firmaba en Milán el Decreto para Roma de destrucción de todos los templos paganos; el año anterior (380) había decretado el fin de la adoración pública de los antiguos dioses; luego fue extendiendo la orden a todo el imperio.

Así se empezaron a destruir todos los templos paganos (siglo IV) del Imperio romano ya cristiano por decreto imperial, mientras los sacerdotes cristianos dirigían a la población hambrienta contra el templo de la diosa Demeter en Eleusis e intentaban linchar a los sacerdotes paganos Nestorio y Priskos. El sacerdote pagano Nestorio, de 95 años de edad, terminados los Misterios de Eleusis, anunció la predominancia de la oscuridad mental sobre la raza humana.

El obispo persa Abdas con un celo mal entendido incendió el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas. El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II, que había puesto fin a la cruel persecución de los cristianos ordenada por su padre, amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se negó a hacerlo. El rey mandó matarlo en el 720 e inició una persecución general que duró 40 años y martirizó al diácono Benjamín y otros 120 compañeros.
        Emiliano, en la Mesia (Bulgaria), en el 362 fue ejecutado con otros varios por destruir a martillazos la estatua de un dios y romper el altar de un templo sin vigilancia.
        Emigdio enfureció a los paganos al destruir la estatua de Esculapio dentro de un templo pagano y por ello fue martirizado en 303 con 24 años junto a otros cuantos.
        Marcelo, chipriota, obispo de Apamea (Siria), en el 389 fue martirizado por paganos enfurecidos por destruir un templo a Júpiter, siguiendo los decretos de Teodosio o sea con la legalidad en la mano.
        Jonás, profeta de Israel (s VIII aC) pretendía huir de Dios por resistirse a ir a Nínive, prototipo de ciudad perversa y el enfurruñado Jonás se encaraba con Dios pues le parecía absurda su misericordia ya que lo lógico era destruir sin más a esas ciudades corruptas con todos sus habitantes super-pecadores.
        Agustín, benedictino, obispo de Canterbury, apóstol de Inglaterra (†605) siguió los consejos del Papa Gregorio Magno, su amigo, de no destruir los templos paganos, sino convertirlos en cristianos. No destruir las fiestas paganas a sus ídolos sino cristianizarlas.

Pedro cortó la oreja de Malco
No deja indiferente a la inteligencia humana saber que los israelitas del Antiguo Testamento arrasaron todos los pueblos y tribus instaladas en Palestina para, de parte de Dios, apropiarse de ese territorio. Pedro lleva la espada a Getsemaní y en el cenáculo había dos. Cómo no van a hacer lo mismo los del Islam si Mahoma inventó un cristianismo retrocediendo al AT.

Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? (…) Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados (Lc 6, 27-38).

Nos está ayudando Francisco a vivirlo pues se entiende que es algo básico y no opinable, ocasional o prescindible: “En cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes” (EG, 37).

El camino de la Iglesia, desde el concilio de Jerusalén en adelante, es siempre el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración” (Amoris laetitia, 296).

No podemos permanecer indiferentes, porque ella cambia la vida” (Misericordia et misera, 4).

Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios «son poquísimos». Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre»” (Evangelii gaudium, 43).

Ya en la Enc. Lumen fidei, 29 junio 2013, a la alimón con el Papa recién emérito escribió que “El decálogo no es un conjunto de preceptos negativos, sino indicaciones concretas para salir del desierto del «yo» autorreferencial, cerrado en sí mismo, y entrar en diálogo con Dios, dejándose abrazar por su misericordia para ser portador de su misericordia” (LF, 46).

Que los ojos misericordiosos de la Santa Madre de Dios estén siempre vueltos hacia nosotros (...) La Madre de Misericordia acoge a todos bajo la protección de su manto” (Misericordia et misera, 22).

Acudimos a la Virgen, mediadora de todas las gracias y omnipotencia suplicante rezándole: Bajo tu amparo nos acogemos… oración mariana que recordó Francisco en el ángelus del 1 enero 2018. Es la oración mariana más antigua conocida, rezada desde el 250 dC, un tropario o himno bizantino y la primera en que a María se la llama Madre de Dios. Fue hallada escrita en un papiro descubierto en Egipto por Edgar Lobel, papirólogo rumano (+1982 con 94 años).

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada