dilluns, 24 de desembre del 2018

MIRANDO A SAN ESTEBAN QUE LAPIDAN

La Inquisición


Cada 26 diciembre se conmemora a Esteban, diácono, el primer mártir cristiano  en el año 37. Uno de los primeros 7 diáconos elegidos por los mismos Apóstoles para el ministerio eclesial de la administración de las limosnas y de la predicación de la Palabra.

Para velar por la pureza de la doctrina

Se levantaron a discutir con Esteban algunos de la sinagoga llamada de los libertos, de los cirenenses y alejandrinos, con otros de Cilicia y Asia (…) Sobornaron entonces a unos hombres que dijeron: Nosotros le hemos oído proferir palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Amotinaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y presentándose de improviso le prendieron y llevaron al Sanedrín (Act 6, 9-12). Las autoridades religiosas quieren velar por la pureza de su religión, caiga quien caiga y mientras era condenado a muerte por lapidación, Saulo disfrutaba y sostenía sus ropas. En 2002 Irán prohibía las lapidaciones quizá sólo para mejorar su imagen internacional.

También el mismo día está en el santoral Eutimio, obispo de Sardes, nacido en Licaonia y educado en Alejandría, fue martirizado en 824 por orden del iconoclasta emperador griego Miguel que velaba celosamente por la pureza de su doctrina. Los iconoclastas negaban el culto a los santos y destruían toda imagen o icono.

En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de Francia una cruzada contra los albigenses (por vivir en Albi) o llamados también cátaros pues su doctrina y práctica parecían nocivas respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los débiles esfuerzos de sus predecesores, el papa Inocencio III (+1216 con 50 años, stupor mundi) organizó una cruzada contra esa comunidad localizada en Albi, promulgando una legislación punitiva. Velaba celosamente por la pureza de su doctrina. Sin embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces.

La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231 con el papa Gregorio IX aunque otros opinan que fue Inocencio III. La pureza de la doctrina se venía vigilando por todo el colegio apostólico y su metodología de los sínodos provinciales (de varias diócesis), o sea con la participación activa de los obispos pero llegó un momento en que les pareció más práctico el centralismo y quitarse responsabilidades de encima. Así la “Inquisición episcopal” pasó a ser “Inquisición pontificia.

Puede parecer que ya hubo una globalización medieval pues también en el siglo XI en el lamaísmo tibetano el Dali-Lama actuaba con manu militari por medio de una especie de Inquisición, los dop-dop o monjes-soldados. Así los monasterios se convertían en centros de poder tanto espiritual como político y militar mientras eran apoyados por importantes familias nobles.

El cargo de Inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica respecto al clero diocesano y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. Domingo de Guzmán (+1221 con 51 años), burgalés, fundó los dominicos, la Orden de Predicadores (la “santa predicación”), para enfrentarse a los herejes del momento: cátaros, valdenses, albigenses y otros grupos agitadores de la fe y las costumbres. Al regreso del viaje diplomático acompañando a su obispo que había ido por Europa a solucionar la boda de una princesa hispana, horrorizado por lo visto en el Languedoc, a su obispo le comentó que “a éstos, o por las buenas o por las malas”. Los dominicos serán conocidos entonces como los perros del Señor (Domini canes) y su emblema es una estrella y un perro con una antorcha en la boca.

Restringida en principio a Alemania y Aragón, la nueva institución inquisitorial entró enseguida en vigor en el conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero o lo hiciera de forma muy limitada en muchas regiones de Europa.

Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por los emperadores romanos, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del Estado y san Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó inicialmente la coacción y los castigos físicos. Pero en 1252 el papa Inocencio IV autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica.

San Toribio de Mogrovejo (+1606 con 68 años), antes de arzobispo de Lima fue consejero de la Inquisición en Granada. San Pío V (+1572 con 68 años), antes de ser papa, fue Comisario General de la Inquisición romana (1551) y luego Inquisidor General y Cardenal (1558). San Juan de Ávila (+1569 con 69 años), por su ascendencia judía, fue acusado ante la Inquisición y pasó una temporada condenado por sospecha. Los ejemplos a favor y en contra haría interminable la lista.

El Santo Oficio

Alarmado por la difusión del protestantismo y por su penetración en Italia, en 1542 el papa Pablo III estableció en Roma la Congregación de la Inquisición, conocida también como la Inquisición romana y el Santo Oficio. Mientras la Inquisición medieval se había centrado en las herejías que ocasionaban desórdenes públicos, el Santo Oficio se preocupó de la ortodoxia de índole más académica y, sobre todo, la que aparecía en los escritos de teólogos y eclesiásticos destacados.

El papa Pablo IV en 1555 emprendió una persecución activa de sospechosos, incluidos obispos y cardenales y publicó el primer Índice de Libros Prohibidos en 1559. En 1965 Pablo VI, respondiendo a numerosas quejas, reorganizó el Santo Oficio y le puso el nuevo nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe.

En 1998 Juan Pablo II ordenó abrir el archivo secreto Vaticano y gracias a ello se pudieron editar las “actas del simposio internacional: la inquisición” que recogen toda la documentación de los procesos inquisitoriales en la Europa católica. En el año 2000 el papa Wojtyla pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia.

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