dimecres, 3 d’octubre del 2018

EL PUEBLO DE DIOS

Los laicos y el clericalismo



Del 3 al 28 de octubre de este 2018 se celebra el Sínodo de y con l@s jóvenes en la XV Asamblea ordinaria de obispos. Por primera vez en la historia no son l@s adult@s quienes van a hablar sobre l@s jóvenes sino que, gracias a Dios y al nuevo talante del papa Francisco, se va a dejar que hablan l@s jóvenes. Algo nunca visto ni oído hasta ahora. También ell@s son el Pueblo de Dios y si la gráfica de población en la Iglesia es normal (piramidal), son much@s más que el resto de adult@s y ancian@s.

En Evangelii gaudium del 24-XI-2013, Francisco escribió que la evangelización es tarea de todo el pueblo de Dios (…) los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios” (EG 102), lo cual es de cajón pero hasta ahora no se tenía en cuenta. Una tentación continua para los clérigos como para todos los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos es la de monopolizar la religión (la que sea), al igual que el petróleo, el agua, el gas, las medicinas, etc.

En una homilía de la Misa matutina en Santa Marta (17-IV-2013), comentaba Act 8, 1-8 recordando que tras la persecución, todos huyeron excepto los apóstoles; se fueron solos, sin presbítero, sin obispos: solos. Eran simples fieles, apenas bautizados desde hacía un año o poco más, quizá (…) ¿Que el bautismo sea suficiente para evangelizar? O esperamos que el cura diga, que el obispo diga…

En un Mensaje para el Encuentro de responsables de las agregaciones laicales eclesiales y de inspiración cristiana (8-III-2014), promovido por la Diócesis de Roma ya había manifestado por escrito que “Los fieles laicos, en virtud del Bautismo, son protagonistas en la obra de evangelización y promoción humana”.

En la Jornada de apostolado seglar (22-XI-2014), sobre el lema de “el compromiso de los laicos a la luz de Evangelii gaudium”, decía: Uno de los retos que tenemos por delante es la desclericalización del mundo seglar. Lo fácil es reclamar presencia dentro de la Iglesia —hablamos de participación y corresponsabilidad—; lo difícil es reclamar presencia dentro de la sociedad. Pero ése es el lugar propio de seglar.

En la Jornada de estudio dedicada a la “Vocación y misión de los laicos” (13-XI-2015), llevada a cabo por el Pontificio Consejo para los Laicos, en colaboración con la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, al cumplirse 50 años del Decreto ''Apostolicam Actuositatem'', el Sucesor de Pedro envió un mensaje al Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente de ese Pontificio Consejo, y a todos los participantes del evento en el que, entre otras cosas, escribía: “el Concilio no considera a los laicos como si fueran miembros de segundo orden, al servicio de la jerarquía o simples ejecutores de las órdenes superiores sino como discípulos de Cristo, que, en virtud de su bautismo y de su inclusión natural en el mundo, están llamados a animar cualquier entorno, cualquier actividad y relación humana con el espíritu del Evangelio”.

En Filadelfia (25-IX-2015) también ya había dicho poco antes queLos laicos y las mujeres tienen en sus manos el futuro de la Iglesia. Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa (…) todo cristiano, hombre o mujer, en virtud del bautismo, ha recibido una misión (…) uno de los grandes desafíos de la Iglesia en este momento es fomentar en todos los fieles el sentido de la responsabilidad personal en la misión de la Iglesia y capacitarlos para que puedan cumplir con tal responsabilidad”.

En el encuentro de la Comisión para América Latina y el Caribe (26-IV-2016), Asamblea donde se debatió sobre "la participación pública del laicado en la vida de nuestros pueblos", el papa Francisco volvió a recordar que “no es el pastor el que le dice al laico lo que tiene que hacer o decir; ellos lo saben tanto o mejor que nosotros. Muchas veces hemos caído en la tentación de pensar que el laico comprometido es aquel que trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la parroquia o de la diócesis y se ha reflexionado poco sobre cómo acompañar a un bautizado en su vida pública y cotidiana”.

¡Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una élite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el Santo Pueblo fiel de Dios. Y olvidarnos de esto, advierte Francisco, acarrea varios riesgos y deformaciones”.

“No se puede reflexionar el tema del laicado ignorando una de las deformaciones más fuertes que América Latina tiene que enfrentar: el clericalismo. Esta actitud –advierte el Santo Padre– no solo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente.

El llamado C9 anunciaba (12-XII-2015) la creación del Dicasterio de “laicos, familia y vida” que se supone que ha de servir para poner patas a esos deseos que tiene el Papa porque son los del Espíritu Santo manifestados en el Concilio Vaticano II. Hasta ahora simplemente se han escrito cosas en el Código de Derecho Canónico (CIC) y en el Catecismo de la Iglesia, cosas muy interesantes pero que no apunta al 100% de la vocación y misión de los laicos, que son el 97% de los miembros de la Iglesia.

El CIC regula la capacidad de los laicos para formar parte de consejos (c 228), para cooperar en la potestad de régimen (c 129), para enseñar ciencias sagradas (cc 230-231), ser catequistas (cc 776 y 1064), ser ecónomos de diócesis y para administrar bienes eclesiales (cc 494 y 1282), para colaborar en el poder judicial como jueces diocesanos, auditores de causas, defensores del vínculo (cc 1421, 1424, 1428 y 1434), etc. todo dentro de la sociedad eclesial. Nada legislado o regulado para su tarea propia y específica de ser sal de la tierra, luz del mundo o levadura para fermentar toda la masa.

L@s laic@s aunque tienen todo el derecho y el deber de sacar también la Iglesia adelante que no es solo cosa de curas, monjas y papas. Los laicos han de sacar adelante los asuntos temporales colaborando codo con codo con los demás ciudadanos, sin discriminación de sexo, raza o religión, para sacar este mundo adelante.


“Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios” acaba de escribir en la Carta al Pueblo de Dios con motivo de los abusos de sexo, conciencia y poder en tantos clérigos y consagrados. Denuncia en la Carta el que se haya “intentado suplantar, acallar, ignorar, reducir a pequeñas élites al Pueblo de Dios (…) El clericalismo, favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos (…) ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo”. 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada