dijous, 2 d’agost del 2018

MIRANDO A SAN ANTONIO DE PADUA

Cosas entre cristianos e islamistas



Cada 13 de junio se conmemora a san Antonio de Padua (+1231 con 36 años) que a los 27 años se hizo franciscano, y quiso ir a convertir infieles a África movido al ver en Lisboa los cadáveres de 5 franciscanos martirizados en Marruecos, cuyos cuerpos habían sido trasladados a Portugal. Pero la Providencia le llevó a Italia por una tormenta.

Después del Sínodo de Obispos sobre África (octubre 2009), Juan Pablo II escribió la Exh. Ap. “Ecclesia in Africa” que destinaba “a los Pastores y a los fieles laicos, y también a los hermanos de las demás Confesiones cristianas, así como a cuantos profesan las grandes religiones monoteístas” como los del Islam. Y recuerda que «El compromiso del diálogo debe abarcar también a los musulmanes de buena voluntad. Los cristianos no pueden olvidar que muchos musulmanes tratan de imitar la fe de Abraham y vivir las exigencias del Decálogo» (EinA, 66).

Una década antes ya lo había recordado también en la Exh. Ap. postsinodal “Ecclesia in America” (enero 1999): “Respecto a las religiones no cristianas, la Iglesia católica no rechaza nada de lo que en ellas hay de verdadero y santo. La diferencia de religión nunca debe ser causa de violencia o de guerra; al contrario, trabajar juntas por la paz y la justicia. Los musulmanes, como los cristianos y los judíos, llaman a Abraham, padre suyo. Las tres trabajan juntas por el bien común”.

Era una constante en su magisterio por intentar ayudar a la Iglesia a vivir las indicaciones conciliares. En la Exh. Ap. “Ecclesia in Europa” (junio 2003), posterior al segundo Sínodo de obispos sobre la misión de la Iglesia en el continente, escribía una vez más: “En la tarea de la «nueva evangelización», es necesario también que se establezca un diálogo interreligioso profundo e inteligente, en particular con el hebraísmo y el islamismo”.

Esto del diálogo es la novedad novedosa que el Espíritu infundió a la Iglesia mediante el Concilio Vaticano II. Hasta la mitad del siglo XX las cosas –salvo honrosas excepciones- se hacían de manera nada correcta y sin olor a Evangelio.

De vez en cuando algún@ ha sentido el atractivo de lo bueno que tienen los islamistas pues fueron los más sabios, los más ricos y los más poderosos en algunos siglos de la historia. Inventaron las universidades, aportaron a Occidente la sabiduría griega, fueron unos avanzados en Medicina, etc.

Todas las comparaciones son odiosas pero es de agradecer aprender a mirar por ejemplo a Carlomagno que recuerda más a un cadí musulmán que a un funcionario romano y tradujo en cruda simplificación la idea agustiniana de la ciudad de Dios con un peligroso parecido a la versión cristiana del Islam. Su religión coincide con la del Islam en ser una religión de la espada y su vida privada semejaba la de un señor mahometano.

El trato mutuo de los unos (cristianos) con los otros (islamistas) no ha sido siempre correcto y a pesar de las dificultades, no han faltado héroes cristianos entre esas gentes.

Próximamente Pierre Claverie será canonizado por Francisco. Fue obispo de Orán, Argelia, dominico mártir con otros 18 religiosos y religiosas de Argelia. Aprendió árabe y se convirtió en un punto de referencia para temas relacionados con el islam. Fue un hombre de diálogo que participó en numerosos encuentros entre cristianos y musulmanes, aunque al mismo tiempo también era crítico con la formalidad con la que se organizaban las conferencias entre religiones cuando éstas afrontaban los temas de forma superficial. Decía: “La religión puede desencadenar una de las peores formas de fanatismo (…) Todas las religiones corren el peligro de ser utilizadas como instrumento de opresión y alienación. No dejemos que la lectura literal de los textos sagrados asfixie al Espíritu”.

En cambio, san Juan Damasceno (+749 con 103 años), nacido en Damasco, hijo de padres cristianos, decía que el Islam es una herejía cristiana. Se hizo monje del monasterio de san Sabas, cerca de Jerusalén, dejando su trabajo de recaudador de impuestos de los cristianos para las arcas del califa de Damasco. Es para Oriente lo que Tomás de Aquino para Occidente.

Y otro contraejemplo es san Beato, abad en Liébana (+800 con 70 años) que se enfrentó al adopcionista Elipando, arzobispo de Toledo, que lo era por ser pastoralmente más correcto en el diálogo con el Islam.

La Transfiguración de Jesús en el monte Tabor es una fiesta litúrgica vivida en el Oriente cristiano desde el s XI dedicada al Salvador pero (lamentablemente) pasa a celebrarse la victoria sobre los islamistas turcos otomanos en la batalla de Belgrado en 1456. Al año siguiente el papa Calixto III en 1457 la decretó para Occidente. Después pasó al rito siriaco, bizantino y copto.

Ntra. Sra. Auxilio de los cristianos es la advocación del santuario chino de Sheshan en Shanghai, es la Patrona de los salesianos y de Granada. Desde 1558 se invocaba así en el Santuario de Loreto pero en octubre de 1571 san Pío V puso bajo su protección la batalla de Lepanto. En septiembre de 1683 el rey polaco Juan Sobieski vencía a los turcos acudiendo también a esta invocación.

La beata desde 1975 María Teresa Ledóchowska (+1922 con 59 años), era una laica, hermana de sta Úrsula, la fundadora de las Ursulinas del Corazón de Jesús Agonizante. Interesada por las misiones, comenzó la redacción de la revista "Eco de África", creó el Sodalicio de san Pedro Claver para liberar del estigma de la esclavitud a quien lo necesitase e implicó a ricos y pobres, librepensadores y creyentes, autoridades eclesiásticas y civiles. Se la conoce como “madre de África”.

San Daniel Comboni (+1881 con 50 años) fue el primer obispo de África Central, de talante misionero original y en 1872 fundó una colonia antiesclavista y su primera misión en África “para regenerar África a través de África” con lo que serán luego los combonianos y las combonianas. Murió en Jartum (Sudán) donde empezó su obra que no ha muerto. Canonizado por Juan Pablo II en 2003.

En Argel, se encuentra un santuario mariano dedicado a "Nuestra Señora de África" sobre un promontorio que domina el mar y la ciudad. También los musulmanes, sobre todo las mujeres, llegan de todas partes para rezar delante de la estatua de la Santísima Virgen, llamada en árabe "Lalla Mariam". En ese país el Islam es la religión del Estado, practicada por el 98% de la población. En las 4 diócesis argelinas los católicos casi llegan a ser 60.000.

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