dijous, 2 d’agost del 2018

MIRANDO A PEDRO Y A PABLO

Tanto monta, monta tanto…



Cada 29 de junio se empezó celebrando conjuntamente a san Pedro y a san Pablo, como mártires y como las dos columnas romanas de la Iglesia. En este día Pedro está a la altura de Pablo y no como Primado en sentido estricto. Así lo explica san Agustín: “En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días distintos. Celebramos la fiesta (…) por la sangre de los apóstoles” (San Agustín. Sermón 295).

Tanto monta, monta tanto…

San Agustín (+430), al comentar las palabras de Cristo “y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18), afirma que "las llaves no las recibe Pedro sino la Iglesia en la persona de Pedro" e insiste que “esas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única (...) escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo... a quienes se los retengáis les quedarán retenidos» (...) Después de la resurrección, Jesús dijo a Pedro lo de apacentar las ovejas, pero no es que él fuera el único (...) quiso significar con ello la unidad de la Iglesia”.

Tanto monta, monta tanto…

Sobre la potestad colegial encontramos muchos pasajes del Evangelio; entre otros, el capítulo 18 de Mateo, donde queda clara la capacidad de la Iglesia (de toda ella, no de uno solo) para atar y desatar en plural: “os aseguro que todo lo que atéis (en plural) en la tierra, quedará atado en el cielo” (Mt 18,18). No siempre que Jesús se dirige a Pedro, lo que le dice es sólo y exclusivamente para él; en tal caso, el mandato “mar adentro y echad las redes” (“duc in altum”), por ejemplo, sólo lo tiene él y los demás a mirar y a esperar a que Pedro haga algo.

En la fiesta de la “Cátedra de san Pedro”, cada 22 de febrero, se lee en la Liturgia de las Horas un texto del papa san León Magno (+461) que también comenta el pasaje de la entrega de las llaves y remarca el modo de ejercerse el Primado en la Iglesia primitiva con un exquisito respeto a la colegialidad: “La prerrogativa de este poder se comunica también a los otros apóstoles y se transmite a todos los obispos de la Iglesia, pero no en vano se encomienda a uno lo que se ordena a todos”.

Tanto monta, monta tanto…

Otro Padre de la Iglesia, san Juan Crisóstomo (+407), también predicaba lo mismo, por ejemplo, comentando la elección y nombramiento de Matías para sustituir la plaza vacante de apóstol que había dejado Judas. Recuerda que no es Pedro quien propone los candidatos, sino todos los asistentes, dando a entender que la elección no es cosa solo suya. Su oficio es el de intérprete, ha de confirmar en la fe a sus hermanos; no es quien impone un precepto.

Era una tradición que se abandonó “por h por b”. Siglos antes san Cipriano, obispo de Cartago (+258), también aplicaba el texto de Mateo (16, 18) a todo el episcopado (Ep. 33, 1) cuyos miembros, "unidos el uno al otro, no por obligación o mandato jurídico, sino por la caridad y la concordia" (Ep. 54, 1; 68, 5), hacen de la Iglesia universal un solo cuerpo. La Iglesia es una, unida en el cemento de los obispos, o sea el Colegio apostólico que “fundara” Cristo.

Tanto monta, monta tanto…

La controversia del obispo africano con el papa Esteban no reconoce una supremacía de jurisdicción (que será implantada posteriormente) del obispo de Roma sobre sus colegas (cf Ep 5, 21) porque creía que Pedro no había recibido del Señor ningún “poder” sobre los demás Apóstoles (cf De unit., 4). Pedro -sigue diciendo Cipriano- tampoco reivindicó este derecho en su controversia con Pablo: “no reclamó arrogantemente ninguna prerrogativa ni se mostró insolente con los demás diciendo que tenía el primado y que debía ser obedecido” (Ep. 71, 3).

Cipriano reconoce que la “cátedra de Pedro” no tiene ningún derecho superior para legislar para las otras sedes pues considera al Papa primus inter pares (cf De unit., 4).

Recuerda el actual Catecismo de la Iglesia que “Dios no ha querido retener para él solo el ejercicio de todos los poderes (Tanto monta, monta tanto…). Entrega a cada criatura las funciones que es capaz de ejercer, según las capacidades de su naturaleza. Este modo de gobierno debe ser imitado en la vida social” (CEC, 1884).

Se da por supuesto que esa imitación incluye a la Iglesia terrenal o peregrina, que es una comunidad humana como las demás y que, como dejó escrito Juan Pablo II, “puede sin duda ser examinada según las categorías de las que se sirven las ciencias sociales, aunque estas categorías son insuficientes porque no se trata sólo de una “pertenencia social” sino que es para cada uno y para todos, una concreta “vocación”, una llamada particular. Debemos sobre todo ver a Cristo que dice a cada miembro: “¡Sígueme!” (Redemptor hominis, 21)

Como afirmara el experto teólogo dominico y cardenal Yves Congar (+1995 con 91 años) en Eclesiología desde San Agustín, 113, parece llegada la hora de abolir la actual errónea tesis del Vicario de Cristo como título propio y exclusivo del Papa tal como en el siglo XIII lo impuso Inocencio III, apodado Stupor mundi (+1216). Lo monopolizó, instauró algo extraño y ajeno al Evangelio. Ya recordaba León Magno que el Papa se designaba a sí mismo Vicario de Pedro o Sucesor de Pedro. Desde Inocencio III el obispo de Roma pasó a independizarse del Colegio apostólico destruyendo la colegialidad episcopal y también la realidad de que por el bautismo todo fiel varón o mujer –como recordara san Pablo-, es otro Cristo, o sea es Vicario de Cristo pues debe intentar tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús y se dedica a la tarea evangelizadora que el propio Cristo señaló: "Id al mundo entero...".

Tanto monta, monta tanto…

En la peregrinación de Juan Pablo II a Tierra Santa, en el llamado “Viaje de la Alianza” del 25 de febrero de 2000, en la tierra de los faraones, renovó la propuesta que había hecho en 1995 en la Encíclica ecuménica Ut unum sint (Que sean uno), instando a “todos los responsables eclesiales, a sus teólogos, a (…) que podamos escucharnos más allá de estériles polémicas, teniendo únicamente en la mente la voluntad de Cristo para su Iglesia.
(...) Por lo que se refiere al ministerio del obispo de Roma, pido al Espíritu Santo que nos dé su luz, iluminando a todos los pastores y teólogos de nuestras Iglesias, para que podamos buscar juntos las formas con las que este ministerio pueda realizar un servicio de amor reconocido entre unos y otros (...) Queridos hermanos, no hay tiempo que perder”.

El papa Francisco, en la encíclica "La alegría del Evangelio" (Evangelii gaudium) escribe que "hemos avanzado poco en este sentido (…) También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar la llamada a una conversión pastoral. El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias episcopales pueden ‘desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta’ (LG 23)” (EG 32).

En varias ocasiones ha propuesto que el “primado petrino” se denomine “primado diaconal” que ayudaría a entender la conexión del ministerio petrino y la colegialidad y que se deriva de la expresión de san Gregorio Magno que dijo que el Papa era “servus servorum Dei” (siervo de los siervos) y Francisco cita a Benedicto XVI quien antes había explicado que ese “servus servorum Dei” no era una fórmula piadosa de aquel Papa, sino la verdadera manifestación de su obrar y de su vivir.

Francisco (agosto de 2017) glosando el pasaje del Evangelio que nos cuenta la confesión por parte de Pedro de la divinidad de Jesucristo y la respuesta del Salvador: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", consideraba: "También con nosotros Jesús quiere continuar construyendo la Iglesia, esta casa con fundamentos sólidos pero donde no faltan las grietas y que además tiene una continua necesidad de ser reformada, reparada (…) ninguna piedra pequeña es inútil (…) la trabaja con su Espíritu, y la coloca en el lugar justo, que Él siempre ha pensado y donde puede ser más útil a toda la construcción”.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada