diumenge, 12 d’agost del 2018

EL PROGRESO ES IMPARABLE

Lo cristiano supone cambios profundos en "los estilos de vida"



Ayer, sábado 12 de agosto de 2018, el papa Francisco tuvo un encuentro con más de 70.000 (setenta mil) jóvenes italian@s en el romano Circo Máximo. Ha sido una cita previa al próximo Sínodo de la juventud en otoño. El resumen de su discurso pueden ser sus palabras claras y perfectamente entendibles por cualquiera:
Una Iglesia cerrada y clerical es un escándalo". "Sin testimonio tenemos prisionero a Jesús. La Iglesia sin testimonio es sólo humo. El clericalismo, el modo de vivir clerical que afecta también a los fieles, es una perversión de la propia Iglesia”.

Los vanguardistas de todos los tiempos, como ahora, hacen bien pasando olímpicamente de los inmovilistas, aunque han de cuidar el peligro de pasarse por querer alterar la Tradición, pues el progreso verdadero sabe armonizar pasado, presente y futuro.


La Tradición, si no es destruida, puede llegar a ser una mínima expresión, lo cual es tan grave como la actitud de los tradicionalistas que hace también mucho daño. De todos modos es muy delicado y difícil ponerse de acuerdo en qué hay que cambiar (para mejorar) y en qué no.

A los eclesiásticos les cuesta muchísimo cambiar cosas para mejorar, para progresar porque la mayoría, como en otros colectivos humanos, están bien acomodados, no quieren “líos” y anulan su capacidad racional de la crítica para aplaudir las cosas buenas y para denostar las malas, hechas vida o pensadas nada más.

Después de Napoleón, apareció el período de la Restauración en todos los estados europeos, durante el cual el Secretario de Estado Vaticano, Consalvi, que tenía toda la confianza del Pontífice, actuó eludiendo todo compromiso que pudiera "desvirtuar" la misión de la Iglesia y todo motivo de estar a favor de las monarquías autoritarias. O sea, dejar las cosas como estaban pues, en clave eclesiológica, "desvirtuar" la misión de la Iglesia no tiene nada que ver con lo que dice la Teología; es puro problema político.

Cardenal Secretario de Estado Consalvi
León XIII cogió el cambio del siglo XIX al XX. Elegido en dos días (20-II-1878) orientó las relaciones con los Estados por caminos distintos a su predecesor Pío IX, que lo había profetizado afirmando en su ancianidad que su política era para su tiempo y que el siguiente debería cambiarla.

Ese Papa leonino invitó a los católicos franceses (Ralliement) a adherirse al régimen republicano pues en Francia era un hecho la pérdida de la monarquía católica y el irrevocable el régimen republicano traído por los liberales al son de la democracia.

Enseñaba a los católicos franceses a ser buenos católicos siendo buenos republicanos. Ser fiel a la fe no impide ser un leal ciudadano que lucha constitucionalmente por sus derechos. Para León XIII era aberrante la opinión de aquellos católicos franceses que decían que sólo se puede ser católico en el “Ancien Regim”. Así opinaba ese Papa aunque allí no había un sólo católico republicano; la mayoría, junto con el clero y las monjas, eran de la derecha radical y León XIII, con su paciencia, no se doblegó por ser incomprendido por sus hijos franceses pero sembró la semilla para evitar una guerra civil.

En la homilía en el encuentro con los miles de jóvenes, Francisco abundó en la "novedad revolucionaria del Evangelio", y pidió a los jóvenes "tener el coraje de dar un paso adelante, un paso audaz y temerario, soñar y realizar el Reino de Dios, construyendo una humanidad fraterna. La Iglesia necesita vuestra intuición, vuestros sueños".


Les dice a l@s jóvenes lo que viene diciendo a tod@s desde que fue elegido Obispo de Roma, traído del “fin del mundo”. Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra” (Enc. La alegría del Evangelio, 183).

En la Enc “verde” (Laudato si) recuerda que “ante todo la humanidad necesita cambiar” (n. 202).

En el n 4 cita al beato Papa Pablo VI que “habló a la FAO (...) subrayando la «urgencia y la necesidad de un cambio radical en el comportamiento de la humanidad»” (Discurso a la FAO, 16 noviembre 1970).

En el n. 5 escribe que san Juan Pablo II ya proclamó que “toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en «los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad” (Enc. Centesimus annus, 58).

Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive” (EvG, 275).

La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!” (EvG, 278).

Al despedir a esa multitud de jóvenes en la plaza de san Pedro, al día siguiente del encuentro, en el ángelus del domingo (hoy), insistió (para todos) en que la apatía, la tibieza, es una “actitud contraria el Evangelio y a la naturaleza de los jóvenes, que son apasionados, dinámicos y valientes”. La juventud de mente y corazón no tiene nada que ver con la edad biológica.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada