Objetivo logrado un 8 de agosto
Otón I (936-73 = 37 años de reinado), hijo de Enrique I (918-36) y
Matilde, en un primer momento no quiso ser ungido por el arzobispo de Maguncia
pues se creía indigno. Pero era ambicioso y renovador (Ehrhard, IV, 302 ss);
así pues, por fin fue coronado en Aquisgrán (8 agosto 936) por el arzobispo de Maguncia que lo exhibió como “el
elegido de Dios” y tomando la espada junto al altar, dijo mientras se la entregaba: “Recibe esta
espada para que con ella abatas a todos los enemigos de Cristo, los bárbaros y
los malos cristianos, por virtud de la suprema potestad sobre todo el Imperio
de los francos que te ha deparado la divina autoridad para la más duradera paz
de los cristianos”. Le puso la clámide, los brazaletes, el cetro y el báculo y lo ungiró con el obispo de Koln.
Quince años después, con 40 de edad, el 23 de septiembre de 951,
arribaba a Italia con una rutilante comitiva –sus hermanos, su yerno, los
arzobispos de Maguncia y Tréveris, entre otros muchos magnates- y entrando sin
tropiezo en Pavía se declaró rey de Italia y se unió en matrimonio con la reina
Adelaida. Envió una embajada a la corte pontificia para tratar presumiblemente
su coronación imperial.
Llevaba la corona imperial, el ritual preparado en Maguncia, y
adelantaba al abad de Fulda para que preparase en Roma la recepción. En su
nombre se juró que haría todo cuanto fuera necesario para exaltar la Iglesia
romana, proteger la vida y honor del Papa, no intervenir sin su voluntad en los
asuntos romanos y devolver y defender los territorios del patrimonio de san
Pedro. A los dos días de entrar en Roma era coronado (2 febrero 962) en san
Pedro. El papa Juan XII prometió a su vez fidelidad al soberano y no apoyar a
sus enemigos.
Renació de sus cenizas el Imperio de Carlomagno “renovado” y
“trasladado” del ámbito franco al germano con los soberanos del “Sacro Imperio
Romano Germánico”. Un año después, Otón depuso a Juan XII, eligió a León VIII
que fallecía en marzo de 965 y eligió a Juan XIII,
primo (por su madre Teodora) de Alberico. Los antecedentes familiares
soliviantaron a la aristocracia romana. Otón volvió a Roma para castigar –con
cruel represión y alarde militar- a los instigadores de la insurrección contra
el papa.
La Cristiandad, 1ª mitad del 2º milenio
Mientras tanto, la Cristiandad se iba ampliando: por el Oeste
avanzaba la reconquista de territorios al Islam; por el Este se fue
“cristianizando” Polonia, Rusia, Croacia, Hungría… y países escandinavos.
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| Gregorio VII |
Al cabo de un siglo, el papa Gregorio VII (1020-85) decidió atacar en su raíz el problema de las investiduras y en 1075
prohibió al poder secular -bajo pena de excomunión- dar obispados, lo que
provocó la protesta unánime de todos los señores feudales germanos. Lutero no fue un verso suelto.
El Emperador Enrique IV de Alemania le consideró subversivo y
revolucionario. Unas semanas después ese Papa redactó 27 tesis sobre su
concepción del poder pontificio, llamando la atención dos de ellas: “tiene
facultad para deponer a los emperadores” (n.
12) y “puede desligar a los
súbditos del juramento de fidelidad prestado a los inicuos” (n. 27). Idea
enteramente nueva que apoyaba en su personal interpretación del Evangelio (Jn
21,17 y Mt 16,16-20) discurriendo así: “si la Sede Apostólica tiene facultad
para juzgar de las cosas espirituales, con mayor razón la tendrá sobre las
temporales, que valen menos. Todo lo que hay dentro de la Iglesia, está debajo
del Papa; luego los reyes y emperadores están sometidos al Papa” (cf GER).
El orden establecido en XI a XIII se llama CRISTIANDAD que Le Bras
define como “conjunto coherente de tierras gobernadas por principios
oficialmente sometidos a la presidencia religiosa del Pontífice romano”.
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| Gregorio VII |
Con la reforma de Gregorio VII se logró la “nueva Cristiandad” por
su profunda subordinación al Papado. Gregorio VII, el famoso y discutido Hildebrando (+1085 con 65
años) hizo unas reformas abismalmente distantes de las pre-gregorianas como
hicieran León IX, Nicolás II o Alejandro II. Gregorio VII depuso dos veces
(1076 y 1080) a Enrique IV.
Ese giro copernicano conllevaba una mutación doctrinal pues en
lugar del ideal de huida del mundo e indiferencia ante lo terrenal, Gregorio
VII impuso el dominio del mundo (la mala secularidad pues es puro clericalismo)
en el nombre de Dios (¿complejo de inferioridad ante el Islamismo?) (cf
Ehrhard, V, 193).
En enero de 1076 Enrique convocó en Worms una reunión de obispos
alemanes que le apoyaron en lo de cubrir la sede episcopal vacante en Milán y escribieron
al Papa una carta que termina así: “Desciende, abandona la silla que has
usurpado y que otro venga a ocupar el lugar del bienaventurado Pedro. Yo,
Enrique, rey por la gracia de Dios, con todos mis obispos, te digo: Desciende,
desciende pues estás condenado para siempre” (cf Ehrhard, V, 342). Gregorio
lo destituyó (Cuaresma del 76) y lo excomulgó.
Otro siglo después, en 1198 era papa Inocencio III, otro buen
ejemplo de teócrata, que también se sabía por encima del poder temporal y
también creía necesario tener total independencia civil y dar más solidez todavía a
la Iglesia mediante más poder temporal sobre los poderes temporales. Para ello,
volvió a revolucionar la praxis y convirtió en posiciones de derecho lo que
venía siendo posiciones de hecho. Por tanto puso toda la Iglesia subordinada
a él y él por encima de todo poder temporal (cf Ehrhard, V, 398-399). Declarará
que el Papado es totius
christianitatis caput et magistra (cf
Ehrhard, V, 191); él es el super-emperador.
Luego Inocencio IV proclamó su plenitudo
potestatis, su soberanía absoluta en los dominios civiles y eclesiales, radicalizando
las posturas. Da la impresión de que sembraban los gérmenes de su propia
destrucción, lo cual ocurrió con el francés Felipe el Hermoso y Bonifacio VIII
a principios del XIV (cf Ehrhard, V, 197).
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| Bonifacio VIII |
Bonifacio VIII era hombre muy discutido por sus contemporáneos,
excelente canonista que resolvió el conflicto de las dos espadas quedándose con
ambas en sus manos mientras en el Evangelio leemos: “¡Amigo! ¿a qué
vienes?... Pero uno de los que estaban con Jesús -Juan dice que fue Simón Pedro y que hirió a
Malco (cf Jn 18,10)- desenvainó la
espada y dando un golpe al siervo del pontífice, le cortó una oreja. Entonces
Jesús le dijo: ¡Vuelve tu espada a
su lugar! Porque todos los que empuñan la espada, a espada morirán ¿O crees que
no puedo invocar a mi Padre y me dará al punto más de doce legiones de ángeles?”
(Mt 26,50-53). Dijo Jesús a Pedro: Pon
la espada en la vaina; el cáliz que me ha dado mi Padre ¿no lo beberé? (Jn 18,11).
Todo el territorio continental
europeo era considerado solar cristiano y no importaba la fe en cada europe@; solo importó que se hubiera
decretado el cristianismo como religión y política de todo el continente (recuperando, ¡por fin!, lo del Imperio romano con el emperador Teodosio en el siglo IV.
¿Esas son sus raíces cristianas? En su momento, el entonces cardenal Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, vino a decir que aquel cristianismo estaba mal hecho pues fue un barniz exterior para dar una apariencia y no había calado por eso, cuando sopló en poco de viento, todo saltó por los aires.
¿Esas son sus raíces cristianas? En su momento, el entonces cardenal Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, vino a decir que aquel cristianismo estaba mal hecho pues fue un barniz exterior para dar una apariencia y no había calado por eso, cuando sopló en poco de viento, todo saltó por los aires.



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