divendres, 20 d’abril del 2018

CONFEDERACIÓN BENEDICTINA


El 19 de abril 2018 el Papa Francisco recibe a los monjes de la Confederación Benedictina con motivo del 125° aniversario de la fundación de la Confederación y del aniversario de la colocación de la primera piedra de la abadía primacial de San Anselmo en Roma.

Recordó el esfuerzo de León XIII, que en 1893 quiso unir a todos los benedictinos fundando una casa común de estudio y de oración, aquí en Roma para que los benedictinos de todo el mundo vivieran un espíritu más profundo de comunión con la Sede de Pedro y entre ellos.

El carisma benedictino de acogida es muy valioso para la nueva evangelización, y demás, a los benedictinos se les ha reconocido siempre su compromiso con el ecumenismo y el diálogo interreligioso.

Los monasterios benedictinos, tanto en las ciudades como lejos de ellas, son lugares de oración y de acogida. Vuestra estabilidad también es importante para las personas que vienen a buscaros. Cristo está presente en este encuentro: está presente en el monje, en el peregrino, en el necesitado.

Muchas casas benedictinas están libremente afiliadas en 20 congregaciones nacionales o supra-nacionales. Cada una elige a su abad presidente. Cada año hay un Sínodo de presidentes y cada cuatro el Congreso de abades, el cual está compuesto tanto por todos los abades y priores conventuales pertenecientes a los monasterios miembros de las congregaciones como los que no pertenecen a ellas. El Congreso de abades elige al abad primado, quien servirá por un cuatrienio como cabeza representativa y administrativa de la Confederación, aunque sin jurisdicción directa sobre las congregaciones individuales.

Este equilibrio entre autonomía y pertenencia es uno de los rasgos distintivos de la Confederación Benedictina, y trae consigo puntos fuertes y débiles. Una consecuencia inmediata es que hay una gran diversidad de formas de observancia, incluso entre casas de la misma congregación, lo que se verifica en la liturgia, en los horarios, en asuntos pastorales y en el hábito.

Las comunidades de monjas y hermanas religiosas benedictinas están reunidas en 61 congregaciones y federaciones asociadas con la Confederación, aunque no son miembros de pleno derecho.

Los benedictinos son una Orden religiosa fundada por Benito de Nursia, la primera institución jurídica para monjes que vivian en monasterios independientes o autónomos hasta que los de Cluny reformaron las cosas para crear una Orden centralista y centralizada en manos del Papa.

Benito (+547 con 67 años), después de tres años de ermitaño, reunió discípulos en Subiaco y en Monte Cassino, fundando los 12 primeros monasterios benedictinos, dirigidos cada uno por un abad. La Orden ha ido teniendo bastantes reformas después de la de Cluny que a su vez fue reformada con la nueva fundación del Císter como Orden benedictina independiente y que luego se dividió en dos ramas: la Orden del Císter (O. Cist.) y la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (OCSO), también conocidos como Trapenses, fundados en la abadía de la Trapa, en la baja Normandía.

 Su abad, Armand Jean Le Bouthillier de Rancé, encabezó en 1664 una reforma, renunciando a todas las dispensas autorizadas por la Santa Sede y retornando a la primitiva observancia, evitando la relajación que consideraba se estaba produciendo en algunos monasterios cistercienses. Se les llama también «benedictinos blancos», debido al color de su hábito, en contraposición a los demás monjes de la Orden de San Benito, a quienes se llama «benedictinos negros».

Después de la Revolución francesa y a partir de 1833, Dom Prosper Guéranger hizo renacer la orden benedictina en Solesmes, Francia.

Se supone que la regla benedictina llegó a la Galia por san Mauro en 543, sucesor de san Benito (+583 con 72 años) y en 595 fueron a evangelizar Inglaterra, enviados por el papa Gregorio Magno, desde el monasterio de San Andrés en Roma, el prior, Agustín, y sus compañeros cuarenta.

Germania fue evangelizada por los benedictinos ingleses, santos Wilibrordo que era obispo de Utrech (+739 con 81 años)  y Bonifacio, obispo de Maguncia (+755 con 75 años) y desde allí se propagó el cristianismo y el monaquismo benedictino, a Dinamarca, Escandinavia e Islandia.

Los bohemios y los polacos deben su conversión, respectivamente, a los misioneros benedictino Adalberto, obispo (el 2º) de Praga (+997 con 41 años) y Casimir (d. 1058), mientras que Baviera y lo que fue el Imperio Austríaco fueron evangelizados por primera vez por los monjes de la Galia en el siglo VII, y más tarde por san Bonifacio y sus discípulos.

En Lituania y el Imperio de Oriente la Regla benedictina no penetró en los primeros tiempos, y el gran cisma del siglo XI entre Oriente y Occidente efectivamente impidió cualquier posibilidad de desarrollo en esa dirección.

Los benedictinos de Brasil Congregation fueron los primeros en establecerse en aquel país, llegando desde Portugal en 1581.

La American Casinense Congregation son los benedictinos que por primera vez llegaron a América del Norte. Probablemente había asentamientos entre los esquimales de Groenlandia llegados de Islandia, pero debieron desaparecer muy pronto. En 1493 un monje benedictino de Montserrat, acompañó a Colón en su viaje de descubrimiento y se convirtió en Vicario apostólico de las Indias Occidentales, pero permaneció allí poco tiempo y regresó a España. Los benedictinos se establecieron por primera vez de forma permanente en los Estados Unidos por Dom Boniface Wimmer, procedente de la Abadía de Metten, en Baviera.

En 2016, según el Anuario Pontificio, había en el mundo 6.865 benedictinos, 3.587 (el 52,8%) de ellos presbíteros y atienden 350 parroquias.

Siguiendo el ejemplo y la inspiración de Benito de Nursia, han ido apareciendo diversas Órdenes basadas en la Regla dejada por él, cuyo principio fundamental es Ora et labora, es decir, Oración y Trabajo.

También Benito ha inspirado movimientos monásticos en las Iglesias reformadas y en los monasterios ortodoxos occidentales y en la Iglesia católica, además de las congregaciones de la Confederación, son numerosos los Institutos religiosos (Órdenes y Congregaciones) masculinos y femeninos, que beben de la legislación y espiritualidad benedictina.

San Gregorio Magno afirma que la hermana de san Benito, Escolástica, con una comunidad de religiosas que se establecieron en un monasterio situado a unos cinco kilómetros de su abadía de Monte Cassino y quizá fue el primer paso para fundarse la rama femenina de la Orden.

Las religiosas profesas a nivel mundial, pasan de 721.935 en 2010 a 670.320 en 2015, con una disminución relativa del 7,1%. Un % de ellas son las benedictinas.


No todas forman una única Orden religiosa, están divididas en distintas Congregaciones u Órdenes, independientes o dependientes de las respectivas ramas masculinas. Los monasterios que no pertenecen a ninguna de las federaciones o congregaciones son unos 233 en todo el mundo, con unas 3.958 monjas.

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