Comunión y Liberación
La Obra de Schoenstatt
La Comunidad de San
Egidio
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Comunión y Liberación

De su carisma han brotado la asociación eclesial “Memores Domini”
y la sociedad de vida apostólica “Fraternidad sacerdotal de los misioneros de
san Carlos Borromeo”.
Giussani fallece de Parkinson el 22 de febrero de 2005 con 83
años. El funeral tuvo lugar en la catedral de Milán y la homilía fue del
entonces Cardenal Ratzinger que recordó del fundador que en el 68 marchó a
Brasil donde encontró la pobreza extrema y la miseria pero no dejó a un lado a
Cristo.
“Comunión y Liberación –dijo Ratzinger- nos hace pensar
inmediatamente en ese descubrimiento propio de la época moderna, la libertad, y
nos hace pensar también en la fórmula de san Ambrosio «Ubi fides est
libertas».

La Obra de Schoenstatt

En 1964 fueron reconocidas las bases de su Estatuto General. Como
epitafio eligió “dilexit Ecclesiam” (amó a la Iglesia). Cuenta con 130
santuarios marianos y 100.000 miembros internos que abogan por el cobijamiento
dentro de una cultura no cristiana, en la que están insertos los países de
tradición cristiana. La Familia de Schoenstatt es un Movimiento federativo de
Institutos Seculares, de Federaciones y Ligas Apostólicas. En la base más
amplia está el Movimiento popular y de peregrinos en donde no se asume ningún
tipo de compromiso, ni apostólico ni comunitario ni ascético.
En junio de 2020, mientras está en marcha el proceso de beatificación del p. Kentenich, monjas de su Familia le acusan de abusador de poder, de conciencia y de actos sexuales. Ya en 1950 intervino el Vaticano ante denuncias de ese calibre y Pío XII lo expulsó de su trabajo y lo envió a USA pero sus amigos eclesiásticos promovieron desde 1975 su beatificación,
La Comunidad de San
Egidio

El domingo 11 de marzo de 2018 celebraron con el papa Francisco el 50 aniversario de su fundación.
Pero sobre todo es un Movimiento fundamental para la organización
eclesial de eventos en pro del ecumenismo y del diálogo interreligioso. En 2009
organizaron la cumbre interreligiosa en Cracovia-Auschwitz, continuando el
espíritu de Asís que inauguró Juan Pablo II el 27 octubre 1986. Entre los participantes, se encuentraban
Michel Camdessus, antiguo director del Fondo Monetario Internacional; José
Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, el Gran Duque Henri de
Luxemburgo; Yona Metzger, rabino jefe de Israel; el cardenal Walter Kasper,
presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos; Ahmad Al-Tayyeb, rector de la Universidad Al-Azhar (Egipto);
Jean-Arnold de Clermont, presidente de la Conferencia de las Iglesias de Europa
(KEK), y el metropolita ortodoxo German del Patriarcado de Moscú. Fueron
invitados los jefes de Estado de Costa Rica, Chipre, Albania, Timor Oriental,
Polonia y Uganda. La audiencia con Benedicto XVI tras la cumbre interreligiosa,
permitió una serie de intercambios sobre los temas del diálogo ecuménico e
interreligioso.
También se afrontó la pobreza en el mundo y de la cura del sida en
África, a los que la Comunidad de San Egidio ofrece una gran contribución con
el programa DREAM asistiendo a 73.000 enfermos en diez países africanos. Datos
que el Papa quería conocer directamente con motivo de su viaje pastoral a
Camerún.

Su frescura evangélica llevó también a San Egidio a “mendigar la
paz” por el mundo de modo espontáneo y logrando inauditas experiencias de
pacificación. Probadas y firmadas, como la del fin de la guerra de Mozambique
en octubre de 1992, o la de las “garantías democráticas” en Albania, en junio
de 1997. Y las que permanecen, de un modo o de otro, en Burundi, Palestina o
Guatemala.
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