Santos Jerarcas
de la Iglesia en Oriente
Hay
unos cuantos patriarcas de las iglesias en Oriente pero menos dos, todos son
canonizados en el primer milenio, antes de la ruptura cismática y la separación
correspondiente de la Ortodoxia y la Católica romana- Las dos excepciones son Pedro Tomás, Patriarca de
Constantinopla (+1366 con 61 años) y Alberto, Patriarca de Jerusalén (+1214 con 65 años).
Nicéforo, Patriarca de Constantinopla mártir
en 250 con otros muchos en Corinto en tiempos
del emperador Decio.
Alejandro, Patriarca de Constantinopla (+336 casi centenario). Parece que sucedió
a Metrófanes poco después del concilio de Nicea. Anciano por cuya oración Arrio
reventó los ijares y le salieron las entrañas.
Gregorio Nacianceno, Patriarca
de Constantinopla y Padre de la Iglesia (+389 con 69 años), monje. Uno de los
dos más grandes escritores griegos que Oriente celebra el 25 de enero. Nacido
en Nacianzo de Capadocia, hijo del obispo de esa ciudad, fue bautizado a los 30
años por su propio padre. Siguió a Basilio al desierto en el Ponto. Será Patriarca
de Constantinopla aunque renunció hasta por 2 veces a la sede episcopal para
volver al retiro como monje. Predicó el funeral de san Basilio.
Juan Crisóstomo, Patriarca de Constantinopla (+407 con 60 años). Monje
y Doctor de la Iglesia, Oriente lo celebra el 27 de enero. A los 20 años pidió
el bautismo al obispo, dejó la abogacía, el teatro y el mundo para retirarse 5
años como eremita. Luego monje pero tuvo que dejarlo por problemas de salud y
se dedicó a tareas diocesanas empezando como diácono y acabó Patriarca.
Estupendo predicador apodado crisóstomo
(boca de oro) por los bizantinos. Fue desterrado varias veces y depuesto por
intrigas de la Emperatriz Eudoxia confabulada con Teófilo, Patriarca de
Alejandría, y con unos obispos acusados de simonía, aunque un terremoto en
Constantinopla aterrorizó a Eudoxia y revocó la orden. Un exilio fue en Armenia
y otro al Ponto, junto al Mar Negro, donde murió a causa de las fatigas del
viaje.
Atico, Patriarca de Constantinopla (+425)
Proclo, Patriarca de Constantinopla (+446) Era obispo en el Helesponto pero sus
fieles no quisieron recibirlo y se quedó en Constantinopla predicando y allí se
opuso a Nestorio. Fue elegido Patriarca una vez depuesto Nestorio y en el
Concilio de Calcedonia fue llamado “grande”.
Flaviano, Patriarca de Constantinopla, mártir en 449. Siendo monje seguidor de
Teodoro de Mopsuestia, custodio de los vasos sagrados en Santa Sofía, fue
elegido por aclamación para suceder a san Proclo. Fue golpeado y pisoteado por
los partidarios de Dióscoro que no admitían el concilio de Éfeso y exiliado. Su
cuerpo fue devuelto por sta Pulqueria a Constantinopla.
Anatolio, Patriarca de Constantinopla (+458) San Cirilo lo ordenó diácono y lo
envió a Bizancio. Tras el latrocinio de Éfeso fue elegido Patriarca. Estuvo en
el concilio de Calcedonia.
Menas, Patriarca de Constantinopla (+552) nombrado por Justianiano al deponer
al Patriarca Antimo por monofisita y consagrado por el papa san Agapito que
estaba en la capital bizantina en febrero de 536. Muerto Agapito, convocó un
sínodo antimonofisita que aprobó el emperador y quería que el papa también lo
afirmase. El nuevo papa Vigilio, estuvo allí y se negó a comunicar con Menas
que quitó el nombre del papa de los dípticos. Luego hubo reconciliación.
Ciro, Patriarca de Constantinopla (+714) era monje en Amastri, en el Ponto.
Profetizó que el emperador Justiniano II recuperaría el trono usurpado por
Leoncio; en agradecimiento, lo nombró Patriarca. El sucesor Filipico le depuso
y exilió, y allí murió.
Germán, Patriarca de Constantinopla (+733 con 90
años), perseguido por el emperador iconoclasta León III, fue desterrado al
monasterio de Choras donde ya había estado antes con san Ciro. Glosado por el
papa emérito Benedicto XVI (29-04-2009) que destacó de él su pensamiento
mariano, su amor a la liturgia y su veneración a las imágenes de los santos.
Tarasio, Patriarca de Constantinopla
(+806 con 76 años) elegido Patriarca siendo laico -secretario de Estado-
a instancias de la regente Irene.
Aceptó a condición de poder recuperar el culto a las imágenes. Propuso medidas
indulgentes para los antiguos iconoclastas que no todos los obispos vieron con
buenos ojos.
Metodio, Patriarca de Constantinopla (+847 con 57 años), monje colaborador del Patriarca
Nicéforo, huyó a Roma para ver al papa Pascual I y hablarle de la herejía
iconoclasta. Al regresar como sacerdote, fue desterrado y encarcelado 7 años.
Luego con Teófilo fue de nuevo azotado y encarcelado. Fue Patriarca los últimos
5 años.
Ignacio, Patriarca de Constantinopla (+877 con 79 años) hijo del emperador
Miguel I Carupalato y bautizado con el nombre de Nicetas. Se le cambió el
nombre al ser ingresado en el monasterio (y ser castrado) al ser depuesto su
padre. La emperatriz Teodora lo eligió Patriarca y por líos
"políticos" fue suplantado por Focio. También tuvo problemas con Roma
por su evangelización de Bulgaria.
Antonio Cauleas, Patriarca de Constantinopla (+901 con 65
años), monje elegido Patriarca en 888 por el pueblo y el clero, a la muerte de
Esteban (hermano del emperador León VI) y quien convocó el concilio para
condenar a Focio.
Polienetes, Patriarca de Constantinopla (+970)
Pedro Tomás, Patriarca de Constantinopla (+1366 con 61 años), carmelita,
procurador en Avignon a quien el papa Inocencio IV envió de legado a Venecia.
Fue obispo de Patri y Lipari en Sicilia, nuncio en Hungría y Urbano V le hizo Patriarca
de Constantinopla. Luchó con la espada y la pluma contra los infieles y contra
los bizantinos. Se dice que mientras era
Procurador General de la Orden, hacia 1351, la Virgen se le apareció y le
prometió la perpetuidad de la Orden. Fue cofundador de la facultad de Teología
en la Universidad de Bolonia.
Dionisio, Patriarca de Alejandría (+265 con 95 años) llamado “el grande” por san
Basilio y otros Santos Padres y san Atanasio le llama “doctor”. Era hijo de
familia principal de la Arabia Feliz. En 231 fue nombrado maestro de la escuela
alejandrina y en 248 Patriarca de esa ciudad. El papa Dionisio I le escribió
una carta sobre la divinidad de Cristo pues era acusado de negarla; combatió a
Novaciano, excomulgó a Sebelio, refutó el milenarismo y combatió contra Pablo
de Samosata.

Atanasio, Patriarca de Alejandría (+373 con 76
años). Doctor de la Iglesia, era
diácono egipcio que con 33 años fue Patriarca de su ciudad natal durante casi
medio siglo. Por 5 veces fue expulsado de su sede y vivió más de 17 años en el
desierto conociendo a los monjes. Escribió la vida de san Antonio abad y en
“Historia de los arrianos”, escrita para los monjes que llaman al pan pan y al
vino vino, en la que se burla del emperador dándole apodos irrespetuosos y se
burla también de sus adversarios.
Proterio, Patriarca de Alejandría,
mártir en 454, elegido por orden de Marciano para suceder al monofisita
Dióscoro pero al morir este emperador los herejes causaron tumultos diversos
hasta que masacraron a Proterio cuando celebraba la divina liturgia.
Eulogio, Patriarca de Alejandría (+607), monje que en Constantinopla conoció al
futuro Gregorio Magno y que luego le escribiría varias cartas. Tenía el don de
la clarividencia y animaba a los monjes perezosos y distraídos.
Juan el Limosnero, Patriarca de Alejandría (+619 con 63
años). Chipriota, siempre muy generoso con sus limosnas pues creía que le pedía
Jesucristo mismo. Alguien le recordó que entre los pordioseros había no pocos
vagos y maleantes, pero Juan respondió: “Prefiero
estar equivocado mil veces antes que ofender la ley de la caridad”. El
milagro era que su caja nunca se vaciaba. Viudo y muertos sus hijos, fue
nombrado Patriarca de Alejandría donde estableció un hospital. Al morir sólo
dejaba un tercio de céntimo que legaba a los pobres a los que llamaba “mis
señores”. Bajo su advocación se pondrá el primer hospital de Jerusalén, fundado
por los mercaderes de Amalfi (cerca de Nápoles) en 1048 y confiado a los
benedictinos hasta la 1ª cruzada.
Pedro, Patriarca de Alejandría, el 16º, mártir con el emperador Galerio (+311
dC). Dispuso una regla para los apóstatas penitentes, discretas y sabias, para
reparar. Amonestó, reprendió y excomulgó a Arrio. Fue el último mártir de la
gran persecución, ejecutado sin previo juicio.

Máximo, Patriarca de Jerusalén (+350) Con 30 años, siendo laico, fue desterrado
a las minas por Maximino Daya, se le sacó un ojo y se le amputó el pie
izquierdo. Luego se hizo clérigo y fue obispo consagrado en 330 por Macario.
Estuvo en la dedicación de la basílica del santo Sepulcro y la Resurrección,
comenzó la basílica de la Santa Sión donde colocó la columna de la flagelación.
Le sucedió san Cirilo.
Ciriaco, Patriarca de Jerusalén, parece que era judío
llamado Judas y al convertirse se cambió el nombre. Padeció martirio con su
madre Ana en Jerusalén en tiempos del emperador Juliano (s IV). Para otros se
fue a Italia y fue obispo de Ancona que murió mártir en Tierra Santa a donde
había ido de peregrinación.
Modesto, Patriarca de Jerusalén
(+634). Restauró los templos de los Santos Lugares de Jerusalén, después que el
emperador Heráclito derrotase al rey pagano persa Cosroes, quien los había
destrozado a la vez que mataba millares de cristianos, mientras a otros los
vendió como esclavos o desterrados, como el mismo arzobispo de Jerusalén, san
Zacarías. Empezó reconstruyendo el templo del Santo Sepulcro, luego el de
Getsemaní, el Cenáculo y muchos más. Una vez nombrado Patriarca de Jerusalén,
prosiguió la reconstrucción con más vigor hasta que fue asesinado para robarle
algunos tesoros que llevaba para los templos. El emperador Heráclito quiso en procesión
reponer personalmente la santa cruz recuperada pero no pudo dar un paso sin
desvestirse antes de todas sus vestiduras de gala y pompa.
Sofronio,
Patriarca de Jerusalén (+639) era de Damasco, monje en san Sabas, viajó a
Palestina luego recorrió Egipto, Antioquía y Alejandría y Roma. Volvió a su
monasterio y en 633 fue nombrado Patriarca.
Alberto, Patriarca de Jerusalén (+1214 con 65 años), siendo prior de los
canónigos regulares de Pavía, fue elegido obispo de Bobbio y al año siguiente
de Vercelli. Medió por la paz entre el papa Clemente III y Federico Barbarroja
y su sucesor Enrique VI le nombró príncipe imperial. Fue elegido Patriarca de
Jerusalén e Inocencio III le nombró su legado en Tierra Santa donde intentó
entenderse con los sarracenos. En 1209 presentó una regla para los eremitas del
Monte Carmelo. Invitado al Concilio IV de Letrán fue asesinado a la salida de
la iglesia de la Santa Cruz por el maestre del Hospital del Espíritu Santo cuya
conducta Alberto le había afeado.
Lorenzo Giustiniani, primer Patriarca de Venecia (+1456
con 75 años). Sacerdote fundador a los 26 años de los canónigos regulares de san Jorge; hombre de grande y
compleja personalidad, acabó sus 5 últimos años en Venecia donde ensayó y
adelantó la reforma de la Iglesia que propondrá el Concilio de Trento un siglo
más tarde.
Juan de Ribera, obispo de Valencia y Patriarca de Antioquia
(+1611 con 80 años). Sevillano hijo del virrey de Nápoles, fue obispo de
Badajoz antes de los 30 años, donde tres veces vendió todo su ajuar y muebles
familiares para dar de comer a los pobres. Luego fue Patriarca de Antioquia,
Arzobispo de Valencia 42 años y Virrey de Valencia (1602-04). Fundó el Real
Colegio del Corpus Christi y las Agustinas Descalzas. El arzobispado tenía siempre
abierta su puerta para la gente. El papa san Pío V en un consistorio le llamó
“lumbrera de los obispos españoles” y fue canonizado por Juan XXIII en 1960.
Aurelio, obispo de Cartago, Patriarca de África (+430). Cuando san Agustín fue elegido obispo de Hipona (uno de
los 600 obispos africanos de entonces), el diácono Aurelio fue nombrado obispo
de Cartago, Patriarca de África, que gobernó durante 40 ó 50 años. Se quejaba
de la holgazanería de muchos monjes que la escondían so capa de contemplativos
y condenó el que muchos comerciaran con reliquias para ganar dinero. San
Fulgencio de Ruspe, también obispo africano de una generación posterior,
escribió elogiando a Aurelio. Murió el mismo año que san Agustín, también tras
la invasión de los vándalos.
Hilarión, Patriarca de los anacoretas de Palestina (+371 con 80 años). Una vez
converso, vivió unos años con san Antonio abad. Luego se retiró junto a Majuma
pero le rodearon muchos discípulos; uno fue san Hesiquio. Tanta gente iba a
visitarle que huyó a Chipre donde murió.
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