dilluns, 15 de maig del 2017

ALEPO, CARNE DE CAÑÓN

Consagrada a la Virgen de Fátima  




Alepo es consagrada a la Virgen de Fátima coincidiendo con la peregrinación el 12 y 13 de mayo de 2017 del papa Francisco a ese santuario mariano portugués por celebrar el centenario de las apariciones de la Virgen a los 3 pastorcitos y canonizar a dos de ellos, los niños Francisco y Jacinta.


Alepo era en este nuevo siglo XXI la ciudad más poblada de Siria, por encima incluso de la eterna capital, Damasco y es una de las poblaciones representativas de los graves conflictos bélicos y sociales que hay ahora en Oriente Medio. Es una ciudad devastada por el conflicto que estalló en julio de 2012 por el terrorismo de los yihadistas del EI (Estado Islámico) -en árabe Daesh-, con milicias de super extremistas musulmanes. En 2013 fueron destruidas y quemadas varias grandes bibliotecas que contenían miles de documentos. Esas fieras terroristas –los yihadistas-, por donde pasan, van destruyendo personas y monumentos por muy antiguos y significativos que hayan sido en la historia.

Pero lo de hoy no es novedoso pues tanto Alepo como la nación entera (Siria) ha sido carne de cañón durante los pasados XXI siglos. Precisamente fue por donde empezó la expansión del cristianismo, destinado al mundo entero.

        Silas o Silvano, colaborador de san Pablo, fue mártir. Fue quien llevó las decisiones del Concilio de Jerusalén a las comunidades cristianas de Antioquía, Siria y Cilicia como recordó Benedicto XVI en la catequesis del miércoles 31-I-07.
        Ananías. Una tradición dudosa dice que era uno de los 72 discípulos del Señor y que, tras la lapidación de Esteban, huyó a Damasco, la capital de Siria, donde bautizó a Saulo y fue allí apedreado por judíos y gentiles.
        Aniceto, papa sirio, mártir en 153 ó 166, el 12º sucesor de san Pedro.
        Sergio I (+701), oriundo de Siria, fue papa en 687 con la presencia de dos antipapas.

El número de mártires sirios o en Siria es incontable:
        Pablo, Cirilo, Eugenio y otros cuatro, son mártires en Antioquía de Siria.
        Corona y Víctor, mártires en Siria en tiempos del emperador Antonino Pío (138-161). Corona fue descuartizada habiendo sido testigo del martirio del militar Víctor al que animaba antes de ser decapitado.
        Trófimo y Talo, hermanos, mártires en Laodicea de Siria (s III).
        Bernica, Prosdoca y Domnina, familia siria, mártir con Diocleciano. Domnina es madre de ambas que huyeron de Antioquía por la persecución pero el marido las denunció.
san Cristóbal
       Cristóbal, famoso patrono de los conductores y viandantes, es mártir sirio en el s III. Las leyendas oriental y occidental cuentan que fue bautizado en Antioquia de Siria.
        Dróside, Zósimo y Teodoro, mártires en Antioquia de Siria (s III-IV). Juan Crisóstomo dice que ella fue quemada viva.
        Bábilas, obispo de Antioquia de Siria, mártir en 250 con Decio. También padecieron sus discípulos Urbano, Prilidiano y Epolonio, jóvenes catecúmenos. Juan Crisóstomo tiene varias homilías a él dedicadas.
        Silvano, mártir en 235/238; era obispo de Emesa (Siria) durante 40 años y fue echado a las fieras, junto con el diácono Lucas y el lector Mocio, persas.
        Sergio (notario imperial) y Baco (su segundo), laicos, mártires en Siria quizá con Maximiano en 300 o con Galerio en 309; no se pueden dar por históricos los detalles de su passio.
        Gurias y Samona, mártires en Edesa de Siria con Diocleciano en 305.
        Atenodoro, mártir en Siria en el 304. Ante el prefecto Eleusio, el verdugo resbaló y no pudo matarlo pero nadie se atrevía a hacerlo; Atenodoro siguió en oración y murió.
        Julián, médico, mártir en Emesa (Siria) en 312 con Majencio.
        Juventino y Máximino, oficiales del ejército romano, mártires en Antioquia de Siria en 363 con Juliano “el apóstata”. Máximo era guarda espaldas de Juliano.
        Marcelo, obispo de Apamea (Siria), mártir en 389, chipriota, elegido obispo cuando era magistrado. Martirizado por paganos enfurecidos por destruir un templo a Júpiter, siguiendo los decretos de Teodosio.
        Antolín, picapedrero, mártir en Apamea (Siria) en el s IV, joven de 20 años. Se le confunde o quizá sea el mismo patrón de Palencia, el obispo de Arlés.

A parte del listado inacabable de mártires, también hay un listado de nunca acabar de santos sirios (pocas santas) que no murieron cruentamente.
        Simeón “salos” (s IV), labrador y ermitaño en Edesa, Siria. Patrono de los titiriteros, apodado “salos” que en sirio es “el loco” por su voluntaria actitud de humildad. Hay otro Simeón, uno de los seis "locos de Cristo" que veneran los ortodoxos junto con Procopio de Ustiug el 8 julio.
        Eustaquio o Eustacio (+338), obispo de Antioquia que murió desterrado por los arrianos en tiempos de Constancio en Trajanópolis, Tracia (Bulgaria). Antes de Antioquía fue obispo de Alepo (Berea de Siria).
        Afraates (+350), obispo sirio llamado el "sabio persa", que se dedicó sin reservas a evangelizar su país. Benedicto XVI habló de él (Aud Gral 21-XI-07) como exponente de ese otro cristianismo, desconocido para Occidente:
        Marón (+410), ermitaño sirio, Patrono del Líbano, sacerdote solitario en las montañas del Tauro en la región de Apamea de Siria. Acudían muchos fieles y se rodeó de muchos discípulos que dieron pie a los monjes y a la iglesia maronita. Benedicto XVI en febrero de 2011 bendijo su estatua colocada en un nicho del exterior de la Basílica de san Pedro con motivo del 1600 aniv de su muerte.
san Alejo
       Alejo (+417 con 67 años) Romano de ilustre familia de senadores, que cuando con 20 años  iba a casarse con una chica adinerada y piadosa, en la noche de bodas huyó de Roma a Siria donde estuvo 17 años viviendo como mendigo. Cuando fue descubierta su origen familiar, cuenta una tradición, que por miedo a recibir honores (se le llamaba el hombre de Dios) regresó a Roma donde vivió debajo de la escalera de casa de sus padres quienes no le reconocieron hasta que se dio a conocer y le ayudaron a bien morir.
        Marutas (+420 con 95 años), obispo de Maiferkat, Siria, amigo de san Juan Crisóstomo.
        Jerónimo (+420 con 72 años), monje, el traductor al latín de la Biblia griega –conocida como la vulgata- por encargo del papa san Dámaso y siendo sacerdote en Antioquia, ese papa le llamó a Roma para asistirle en un Sínodo. Aguantó 4 años en Roma (382-386) y, cansado y hastiado de tanta tibieza, se fue a Belén a retirarse y estudiar en una gruta, donde estuvo los últimos 34 años.
        Alejandro “el acemeta” (+430 con 80 años) griego convertido cuando era provincial de Constantinopla; a los 30 años se hizo anacoreta en Siria y luego cenobita fundando en Mesopotamia comunidades “acemetas”, así llamados porque parece que no dormían, se turnaban día y noche para que siempre hubiera alguno(s) cantando salmos e himnos.
        Macedonio (+430 nonagenario), anacoreta de Siria, eremita durante 70 años cerca de Antioquia, llamado el “critófago” por comer cebada.
        Jacobo “el doctor” (+521 con 70 años), obispo de Bathnan-Sarug en la Turquía asiática de Qurtam, junto al Éufrates. Como a san Efrén, se le tiene por doctor y columna de la iglesia siria.
        Marana y Cyra, hermanas, eremitas en Berea (Alepo). Guardaban silencio absoluto y sólo salieron de ahí dos veces en su vida.
        Anastasio “el sinaíta” (+678 con 68 años), eremita en Siria y Egipto y luego monje en santa Catalina del Monte Sinaí donde fue hegúmeno de muchos monjes y viajó varias veces a Alejandría.
        Efrén (+373 con 67 años), diácono sirio, doctor de la Iglesia, monje en Edesa (Siria) que huyó de su pueblo de Mesopotamia por la invasión de los persas, y vivió en una cueva.

Hoy en día en el rito siriaco, bizantino y copto se celebra también la Transfiguración del Señor en el monte Tabor que celebraba Oriente desde el s XI y en Occidente la puso Calixto III en 1457 como fiesta del Salvador.

Santuario de Ntra Sra de Narek
A 25 km de Beirut está Ntra Sra de Narek, patrona del Líbano. Imagen con los brazos extendidos, querida por los libaneses, sean cristianos o musulmanes. Acuden creyentes de Siria, Jordania, Palestina y Egipto.


La consagración de Alepo a la Virgen de Fátima fue en la Eucaristía concelebrada allí por los obispos y sacerdotes de Alepo y presidida por el Eparca (obispo caldeo) Antoine Audo, sj.


Al drama de la guerra, manifiesta Mons. Audo, se puede responder «con el fanatismo o con la comunión: la Iglesia ha ayudado a optar por la segunda. La fe cristiana es firme y fuerte, y esto genera optimismo, a pesar de que permanecen las incertidumbres y las sombras en lo que concierne al futuro».

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