Francisco
con los anglicanos
Hoy miércoles 5 de
octubre de 2016, el obispo de Roma y el primado anglicano han firmado una declaración conjunta, previa al rezo de vísperas en la basílica
de los santos Andrés y Gregorio magno, ubicada en el Celio, cerca del Circo
Massimo. Es una iglesia en Roma que forma parte del monasterio de los
camaldulenses que son una rama nacida de los benedictinos, fundados por Pedro
di Damiano (+1072).
El 10 de marzo de 2012, se celebró ahí el 1100 aniversario
de la fundación con la asistencia de Benedicto XVI, Rowan Willians, el entonces
arzobispo de Canterbury, y otros prelados anglicanos y católicos.
Cincuenta años después
del camino abierto por Pablo VI y Michael Ramsey, cinco décadas de diálogo entre
católicos y anglicanos, que no se ha traducido todavía en la unidad, pero sí en
la estima mutua y el reconocimiento como hermanos en la fe. Un gran paso,
aunque aún queda mucho por hacer.
Justin y Francisco reconocen que
continúan existiendo "serios
obstáculos" para la plena
comunión, sobre todo por lo de la ordenación de las mujeres, las cuestiones relacionadas
con la sexualidad humana y el modo del ejercicio de la autoridad en la
comunidad cristiana.
La declaración afirma
que "las diferencias mencionadas no
pueden impedirnos de reconocernos recíprocamente hermanos y
hermanas en Cristo a causa de
nuestro bautismo común”.
Añade el texto que “no sólo podemos rezar juntos, sino
que tenemos que rezar juntos, dando voz a la fe y la alegría de
compartir el mismo Evangelio de Cristo".
“Podemos
y debemos trabajar juntos para proteger y preservar nuestra casa común. Podemos, y debemos, estar unidos para apoyar y defender la
dignidad de todos los hombres pues los
más vulnerables de la sociedad a menudo son marginados y desechados”.

Francisco dijo que Dios, como pastor, quiere unidad en su pueblo, y lamentó el clima de incomprensión y sospecha debido a razones históricas y culturales, y no sólo por razones teológicas.
El camino de comunión
es el camino de todos los cristianos-siguió diciendo el papa Bergoglio- e hizo
una llamada a superar la tentación de los
cierres y el aislamiento.
Al término de la
oración, Justin Welby, el arzobispo de Canterbury
y primado anglicano, clamó contra los malos pastores que fomentan la
desunión entre los creyentes e invitó a mirar con esperanza el futuro, si bien
advirtió que las luchas convierten a la Iglesia "en un circo".
Welby agradeció al
Papa la convocatoria del Año de la Misericordia, y animó a "ser
misericordiosos los unos con los otros.
De
ese monasterio del que forma parte la iglesia dedicada al papa san Gregorio
magno es de donde ese papa envió a su amigo y compañero Agustín, el entonces
abad benedictino y 39 monjes más a evangelizar a los anglos al final del siglo
VI. Agustín pasó a llamarse Agustín de Canterbury pues fue obispo allí, y erigió las sedes episcopales de Londres y Rochester.
Los
católicos han firmado ya varias declaraciones conjuntas en ese caminar
ecuménico hacia la unidad de los cristiano. En octubre de 1999 firmó en Ausgburgo
con la Federación luterana mundial la declaración conjunta sobre doctrina de la
justificación que era la idea central de la Reforma de Lutero.
En
mayo de 2005 los católicos y los anglicanos suscribían una declaración conjunta
sobre la Virgen María, Gracia y Esperanza en Cristo.
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