dimecres, 15 de juny del 2016

DE LOS ORTODOXOS (1)

EL CONCILIO PANORTODOXO


El patriarcado de Moscú, en contra de lo que opina Constantinopla (hoy Estambul), ha pedido posponer el esperado Concilio Panortodoxo que tenían previsto para este próximo día 19 de junio de 2016 en Creta.

Pero sigue adelante con una "declaración técnica" del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla que anuncia que "el Consejo Santo y Grande de la Iglesia ortodoxa" comenzará en Creta este jueves, pese al veto de Moscú que dice que no asistirá a Creta si se convoca. Lo mismo cuatro iglesias más como Antioquía, Serbia, Bulgaria y Georgia.
La Iglesia Ortodoxa de Moscú, que aglutina a la mitad de los seguidores de esta confesión cristiana en el mundo.

Era el primer encuentro de los ortodoxos consigo mismos en un milenio. El metropolita ruso Hilarión ya había manifestado su oposición a la reunión conciliar precisamente porque nunca se había hecho algo así, y justificando su opinión por las negativas de esas otros patriarcados. Éstos alegan que no pueden reunirse en Concilio porque disienten en muchos temas como el matrimonio, las relaciones con otros cristianos y con el mundo contemporáneo.

Si entre ellos, todos ortodoxos, no se aclaran, no están unidos ni siquiera para estar un rato reunidos, ¿cómo cabe un poco de esperanza de que se unan con Roma?

El 25 de enero de 2012 ya colgué un post sobre si es posible soñar con recuperar, más o menos pronto, la unidad de Roma y la Ortodoxia pues entonces la ilusión iba creciendo desde Juan XXIII, con Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora con el papa Francisco algunos piensan o creen que es cosa de coser y cantar dados los encuentros que se vienen teniendo con patriarcas de las iglesias cristianas (no católicas) de Oriente, conocidas como los ortodoxos o la Ortodoxia, que son 15 iglesias autocéfalas y rompieron la unidad con Roma el 16 julio de 1054.

Fue histórico e impactante el encuentro en la Habana entre el obispo de Roma y Kirill, el patriarca actual de Moscú y de toda Rusia, del que escribí un post el pasado 9 de febrero “de la unidad de los cristianos, 3”.

Francisco, el obispo de Roma y Bartolomé, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, el 1 de diciembre de 2014, firmaron una declaración conjunta en la que reafirmaban la voluntad de continuar el camino hacia la unidad de los cristianos. Con un beso en la cabeza Bartolomé bendijo a Bergoglio luego de participar en la oración ecuménica en la Iglesia de San Jorge, sede del Patriarcado de Constantinopla en la ciudad de Estambul en Turquía. El papa Francisco acudió allí de visita de dos días.

Estos encuentros de los papas desde Juan XXIII son algo históricos pues aunque desde finales del siglo XIX y en la primera mitad del XX se les venía tratando con bastante deferencia y con cierta simpatía, ellos seguían reacios para corresponder y a veces de mala manera, poco diplomáticos.

A pesar de los desplantes, en la Iglesia romana iba cuajando el afán de la unidad de todos los cristianos (el ecumenismo), el sueño de Cristo para que el mundo crea.


Las iglesias ortodoxas se vienen “peleando” casi siempre. Por ejemplo, durante una solemne liturgia en febrero de 1996 en la catedral moscovita, el patriarcado de Moscú suspendió sus relaciones con la sede de Constantinopla -sin llegar al cisma formal- debido al conflicto con la Iglesia ortodoxa de Estonia. Alexis II y otros 50 patriarcas en ejercicio, a la hora de leer los dípticos, no nombraron a Bartolomé I, el Patriarca de Constantinopla, confirmando en una declaración oficial posterior que la omisión había sido intencionada.

Tal enfrentamiento dura desde 1994 cuando Estonia recobró su independencia. La Iglesia ortodoxa de ese país pidió sustraerse a la jurisdicción moscovita a la que había sido adscrita por imposición soviética desde 1923. Inicialmente había dependido de Constantinopla. 

La Iglesia en Moscú (y alrededores) empezó a existir en el 988. El papa polaco Wojtyla celebró en 1988 el milenio del cristianismo en aquellas tierras que llegó por los misioneros evangelizadores enviados desde Constantinopla. Con ese motivo el 25 de enero de ese año escribió la carta apostólica “Id por todo el mundo”: estas palabras del Salvador encontraron hace mil años su cumplimiento en las orillas del Dniéper, en Kiev, capital de la Rus', cuyos habitantes —tras las huellas de la princesa Olga y del príncipe Vladimiro— fueron «injertados» en Cristo mediante el sacramento del bautismo (…) las naciones rusa, ucrania y bielorrusa en las regiones orientales del continente europeo.

Con la desmantelación cívico – social de la URSS, en el campo eclesial vino el “desenganche” de Moscú de algunos patriarcados; así la comunidad ortodoxa de Moldavia se pasó al patriarcado de Bucarest y lo mismo la de Ucrania. A los diez meses volvió la reconciliación tras una reunión en Zürich acordando que Constantinopla suspendía sus medidas tomadas y Moscú accedía a que las parroquias estonias decidieran de qué patriarcado querían depender. Se calculaba que dos tercios optarían por Constantinopla.

Tras la “perestroica” que organizó Gorbachov, en los 12 meses de mayo de 1987 a mayo 88, el Vaticano hizo 12 declaraciones, con los ojos puestos en Moscú y sintiendo envidia por el apretón de manos entre Gorbachov y Pimen, el patriarca moscovita entonces.

También estos van guapetones. No sé si la sala y el mobiliario
es el mismo que Jesús usaba en Nazaret o en Belén.
Los enfrentamientos o algo más que simples roces entre ellos comenzaron en el siglo VIII, cuando la iglesia griega, con su patriarca de Constantinopla o Estambul, tomó la primacía por la “ayuda” del Imperio bizantino. Las otras 3 iglesias, reconocidas en el Concilio de Calcedonia del 451 (Alejandría, Antioquía y Jerusalén), fueron menguando “de poder” debido a ser “mal vistas” por el sometimiento de sus territorios al dominio del mundo islámico.

Desde la segunda mitad del siglo VIII los ortodoxos rompen relaciones con Roma porque entienden que los occidentales se han pasado, han roto la igualdad de las iglesias con un dominio único, atentando directamente a la voluntad de Cristo que fundó un colegio apostólico y no una dictadura. Siglos antes había habido papas griegos y sirios.

De las 14 ó 15 iglesias ortodoxas autocéfalas, según se cuente o no la de América, hay 4 que son las más antiguas (citadas más arriba) y luego otras 5 “más modernas”:
La de Rusia presidida por el patriarca de Moscú a la cabeza con 140 millones de fieles.
La georgiana, presidida por el patriarca de Tiblisi, con casi 5 millones de fieles.
La serbia gobernada por el patriarca de Belgrado con 11 millones de fieles.
La rumana, con 20 millones de fieles, dirigida por el patriarca de Bucarest.
La búlgara, con 8 millones de fieles, dirigida por el patriarca de Sofía.

Quedan seis que son dirigidas por un arzobispo o un metropolita, como ocurre con la iglesia chipriota, con la griega, la polaca, la albanesa, la checa-eslovaca y la americana. Ésta última, que tiene 1 millón de fieles, se cuenta o no porque fue reconocida su autonomía por el patriarca de Moscú, no así el de Constantinopla.

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