La
Fraternidad san Pío X
La
iniciativa de los teólogos alemanes
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El buen
pastor va en busca de la oveja perdida, tanto a la derecha como a la izquierda. No solo debe ir en busca de las de la derecha (lefebvrianos, tradicionalistas anglicanos) sino que también, con la misma caridad, debe ir a por los “progres” de la izquierda.
Fraternidad
san Pío X
Fue fundada por monseñor Marcel Lefèbvre
que fue el primer arzobispo de Dakar y luego arzobispo de Tulle aunque sólo
unos meses pues fue elegido superior general de su Congragación, los Misioneros
del Espíritu Santo. Su fraternidad fue erigida en la diócesis de Friburgo en
1970; un año después recibía la aprobación pontificia. Su obra era la respuesta
de rebeldía al Concilio Vaticano II; para él, el colmo de los desatinos de los
padres conciliares fue la aprobación del Decreto sobre la libertad religiosa.
Su
actitud le llevó a excomulgar al Papa y a todo el episcopado
católico; erigió su propio seminario y ordenó a obispos a 4 de sus sacerdotes,
lo cual es válido aunque ilícito.
El actual superior general de la
Fraternidad, el obispo Bernard Fellay, fue convocado en el Vaticano (14
septiembre 2011) para el primer encuentro tras las entrevistas doctrinales que
durante el año anterior habían sostenido en Roma delegaciones de la Santa Sede
y de los lefebvrianos. Desde 2009, la Comisión Ecclesia Dei, que se
ocupa de la relación con la Fraternidad San Pío X, pasó a formar parte de la
Congregación para la Doctrina de la Fe y su dirección fue asignada a monseñor
Guido Pozzo.
Las entrevistas doctrinales buscaban
afrontar los puntos del Concilio Vaticano II que no admiten pues representan
para ellos una clara traición por la ruptura con la tradición de la Iglesia. Se
refieren a una tradición parcial y olvidan que la tradición de la Iglesia es
viva, como todas las tradiciones humanas verdaderas.
Luego el Vaticano entregó por
escrito a Fellay los protocolos para su estudio de cara al posible acuerdo pero
dejando claro los puntos doctrinales para la correcta interpretación del
Concilio según la «hermenéutica de la continuidad en la reforma» que Benedicto
XVI, en diciembre de 2005, sugirió como la interpretación más auténtica de los
textos del Vaticano II.
Solamente si lograran superar
esas dificultades doctrinales, se podría llegar a un acuerdo sobre las
propuestas canónicas que resuelvan la situación jurídica para las comunidades
lefebvrianas. Se oye hablar de que el Vaticano prevé una estructura de Prelatura personal. Algunas voces sueltas, quizá sin demasiado sentido jurídico de la
realidad, tienen ganas de que sea compañera del
Opus Dei, hasta ahora la única realidad con ese traje jurídico. Pero lo coherente sería un
Ordinariato, una estructura semejante a la ofrecida a los anglicanos. De esta
forma, la Fraternidad, que no se dedica a unas tareas pastorales peculiares sino que
quiere atender a sus fieles en lo ordinario de su vida eclesial (pastoral,
litúrgica, sacramental…), dependería de la Santa Sede (de la Comisión Ecclesia Dei) y podría mantener su
estilo sin tener que responder a los obispos de las diócesis. Una Prelatura
personal como el Opus Dei no quiere privilegios, leyes particulares, sino que,
por fidelidad a su espíritu, desea regirse por las leyes generales de la
Iglesia en liturgia, sacramentos, catequesis, etc.
El Papa Ratzinger, con la intención
de facilitar el cierre del "mini cisma" lefebvriano, ha dado pasos
significativos retirando las excomuniones de 1988 y legalizando en 2007 el
anterior rito tridentino de la liturgia eucarística, que lo considera como
extraordinario aunque no puede utilizarse otro misal preconciliar que el
reformado por Juan XXIII. Es aventurado hacer algún pronóstico, pues dentro de
la Fraternidad conviven diferentes sensibilidades y hay una parte que considera
difícil llegar a un acuerdo. La soberbia humana empuja al todo o nada y no deja
reconocer la parte de razón que pueda tener el contrario, en este caso, el
“papa bueno”.
San
Efrén, en sus comentarios sobre el Diatésaron, dice: “¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente en una sola de tus
frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que
lo que tomamos… el Señor pintó con multiplicidad de colores su palabra para que
todo el que la estudie pueda ver en ella lo que más le plazca. Alégrate por lo
que has alcanzado sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar”.
Iniciativa
de los teólogos alemanes
Se
tiene por “progres” en la Iglesia a los 143 teólogos alemanes que en febrero de
2012 firmaron el documento reivindicativo “Iglesia 2011: una pertenencia
necesaria”. Contiene la convicción de que son necesarias reformas profundas
para salir de las estructuras fosilizadas. Estas peticiones recuerdan en muchos
aspectos la “Declaración de Colonia” de 1992 y la iniciativa “Somos Iglesia” de
1995. La Facultad teológica más representada entre los firmantes es la de
Münster, con 17 teólogos.
La invitación de los obispos al “diálogo” habría suscitado expectativas. Las reivindicaciones pueden resumirse en 6 puntos:
La invitación de los obispos al “diálogo” habría suscitado expectativas. Las reivindicaciones pueden resumirse en 6 puntos:
(1) “más estructuras sinodales a
todos los niveles de la Iglesia” según el principio “Lo que afecta a todos debe
decidirse entre todos”.
(2) estructuras más democráticas,
sacerdotes casados y mujeres en el ministerio eclesial.
(3) la constitución de una
jurisdicción administrativa, o sea tribunales administrativos.
(4) no excluir a las personas que
viven de manera responsable el amor, la fidelidad y la solicitud recíproca en
una unión de personas del mismo sexo [parejas homosexuales] o como divorciados
vueltos a casar.
(5) En el espíritu de la
“reconciliación” habría que ir contra “una moral rigurosa sin misericordia”.
(6) La liturgia vive gracias a la
participación activa de todos los fieles y no debería ser unificada de modo
centralista.
T. Manfred Hauke profesor ordinario de Patrología y Dogmática
en la Facultad de Teología de Lugano y Vicedirector de la Revista Teológica de
Lugano, tiene un estudio
crítico del mismo. En él
dice que hay que dar la razón a los firmantes en que la Iglesia de lengua
alemana (como de tantos otros lugares) está atravesando una “crisis profunda”.
Por otra parte, muchas sugerencias formuladas por los teólogos firmantes forman
parte de esta crisis y –para Hauke- no pueden favorecer la superación de los
problemas. Las peticiones contenidas en el memorándum son, en buena parte,
peticiones muy conocidas procedentes de los años 60 y 70 del siglo pasado.
El
debate público sobre los abusos sexuales es instrumentalizado. Según las
estadísticas correspondientes, el porcentaje (deplorable) del abuso sexual por
parte de clérigos católicos es mucho más bajo respecto a lo que sucede en
estructuras comparables del ámbito secular (p.ej. familias, escuelas,
asociaciones deportivas) e incluso de cuanto se sabe de los pastores
protestantes en su mayor parte casados.
Los
teólogos cometen un “abuso con el abuso” al promover peticiones que seguramente
no pueden combatir las causas que se encuentran en la base de los propios
abusos. No se dice que hace falta la castidad para una verdadera renovación. No
se habla siquiera de la exigencia de la conversión.
En
sus propuestas pastorales para con los divorciados vueltos a casar y con las
parejas homosexuales, se ve una pérdida de fe y de moral. Los elementos
fundamentales de la doctrina apostólica son sacrificados a un pensamiento que
quiere estar “al día” de la situación actual.
La
petición de quitar la obligación del celibato recuerda las peticiones de la
Ilustración tardía. La petición de tener “mujeres en el ministerio apostólico”
se dirige contra el origen apostólico de la Iglesia, al menos cuando se
entiende “ministerio” en el sentido del sacramento del Orden.
Ciertamente
es importante una “participación” de todos los fieles en la vida de la Iglesia.
En la Iglesia antigua, también el pueblo creyente, a menudo, tomaba su parte en
la elección de los obispos a través de su testimonio y de su consentimiento. Pero
para Hauke, aquellos fieles estaban preparados por el testimonio de los
mártires en la época de las persecuciones; no era la situación de hoy en la que
casi el 90 % de los “católicos” alemanes no va a la misa del domingo y depende
casi totalmente de la influencia dominante de los medios de comunicación, los
cuales, en su gran mayoría, son decididamente desfavorables a la fe católica.
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