dilluns, 31 de gener del 2011

FUNDADORES RELIGIOSOS (siglos XII-XVII)

Además de los fundadores populares de las típicas Órdenes religiosas, como Benito, Francisco de Asís, Domingo, etc., que están en la página de la Orden religiosa correspondiente, hago elenco de los demás, quizá –en cierto sentido- menos habituales o populares. No se incluyen fundadores de monasterios pues jurídicamente no lo son de Órdenes.
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Esteban de Muret (+1124 con 78 años) era hijo del vizconde Thiers. A su muerte, los muchos discípulos que había hecho iniciaron la Orden de Grandmont en el Lemosin con el ideal eremitíco pues añoraban a los padres del desierto de la Tebaida. Uno de ellos fue Gauquerio (+1140), canónigo regular que, con su amigo Gergnato, hizo vida eremítica. Tuvieron conventos en Navarra, uno en Estella y otro en Tafalla. Bajo la encomienda de Pedro, obispo de Ampurias en 1385, de Martín de Zalba, cardenal y obispo de Pamplona en 1393 y en 1404 de Miguel de Zalba, también cardenal y obispo pamplonica, quienes vieron en la dignidad de prior únicamente una fuente de ingresos, los monasterios se precipitaron por la pendiente de la decadencia. En Inglaterra fueron predilectos de los Plantagenet aunque solo fundaron dos monasterios. La Orden fue suprimida en 1772.

Teotonio (+1166 con 86 años) fundó la Congregación de Canónigos Regulares de la Santa Cruz. Nacido en Coimbra, peregrinó dos veces a Jerusalén y tras rehusar ser custodio del santo sepulcro, volvió a su patria donde hizo su fundación.


Gilberto (+1190 con 106 años), hijo de un caballero normando, fue compañero de Guillermo el conquistador. Siendo de los canónigos regulares de san Agustín, fundó l@s gilbertin@s, sin parangón en la Iglesia y que fue la única Orden inglesa luego prohibida por Enrique VIII. En París se hizo amigo de san Bernardo y también lo fue de Tomás Becket al que dio hospitalidad al ser desterrado. Perdió la vista al final de su vida y dimitió de su cargo. Al morir había 13 conventos con 700 varones y 1.500 mujeres.



Silvestre Gozzolini (+1267 con 90 años), fundador de una nueva rama de los benedictinos, llamados los silvestrinos, así como san Pedro Morrone (+1296), que fue Papa durante algún tiempo con el nombre de Celestino V, había fundado los celestinos. Entre los movimientos de reforma benedictina también está el beato Bernardo Tolomei (+1348) que fundó los olivetanos (de Monte Oliveto). En ese siglo XIV la reforma fue auspiciada por Benedicto XII (cisterciense). Pero los desvelos del papa dieron poco fruto. Por entonces hacía estragos la encomienda; prelados seculares, reyes y señores laicos gozaban canónicamente de los bienes de los monasterios como si fueran religiosos profesos. Los abades comendatarios, en general, se limitaban a apoderarse de las rentas de sus abadías, dejando a los monjes sólo una pequeña parte. La encomienda, sin duda, constituyó la peor de las plagas que azotaron los monasterios benedictinos, pero no la única. Puede recordarse el hambre de 1315-17, la gran peste de 1348-49, el gran Cisma de Occidente y la guerra de los Cien Años. Todo parecía obstaculizar la restauración benedictina. Características comunes a las tres reformas son la austeridad de vida, la extrema pobreza, una fuerte centralización y cierta tendencia al eremitismo. Los silvestrinos no tenían abades, sino priores vitalicios; los celestinos y los olivetanos introdujeron los abades temporales, innovación que fue imitada en los siglos posteriores.

Bartolomé de Bregantia (+1270), obispo de Vicenza, dominico, fundó en su ciudad la Milicia de Jesucristo para defender la fe y la libertad de la Iglesia.


Los siete fundadores de los Servitas, Siervos de María (s. XIV), son Alejo de Falconieri, Bonfilio (+1262), Ricovero, Benito dell'Antella (caballero), Bartolomé, Gerardino y Juan, todos ellos mercaderes, miembros de célebres familias de Florencia, solteros, casados o viudos. pertenecían a una asociación de devotos de la Virgen y un 15 de agosto decidieron ponerse al servicio de María. Con su fraternidad actualizaban el mensaje de Cristo con la sobriedad y la austeridad de la pobreza liberadora. Se les hizo ordenarse sacerdotes (aunque Alejo no se dejó), hacer votos y un Viernes Santo la Virgen les inspiró asumir la regla de san Agustín. El papa Inocencio V los extinguió en 1276 viviendo sólo Alejo (que vivió 110 años) pero perseveró y confió en Dios por los detalles maternos que la Virgen les había dado. Benedicto XI, en 1304, los volvió a legalizar. Enseguida se fueron extendiendo por Europa y luego América.

Bernardo de Tolomei (+1348 con 76 años), benedictino, es el fundador de la Orden de Ntra Sra de Monte Olivete en la Toscana. Hijo de familia noble, después de una fuerte crisis de fe, por intercesión de la Virgen, curó una enfermedad de la vista. Había sido militar y profesor en la Universidad de Siena. Con dos amigos suyos que se dedicaban a la vida comercial, empezó vida eremítica en el desierto de Accona pero eran tantos los que se unían, de todas las clases sociales, que decidió dar a la comunidad una regulación canónica. Recibió la aprobación pontificia de Clemente VI, residente en Avignon, cuando era ya una cadena de 10 monasterios. La tradición dice que murió un 20 de agosto con otros 82 monjes afectados todos por la peste que asoló Siena. Canonizado en 2009.

Juan Colombini (+1367 con 63 años), beato, es el fundador de los jesuatos o Clérigos de san Jerónimo. Rico comerciante que, con permiso de su esposa (tenían dos hijos), hizo la fundación religiosa y murió a los pocos días de la aprobación.

Lorenzo Giustiniani (+1456 con 75 años), primer patriarca de Venecia, fundador de los Canónigos Regulares de san Jorge. Sacerdote fundador a los 26 años, de grande y compleja personalidad, acabó sus 5 últimos años en Venecia donde ensayó y adelantó la reforma de la Iglesia que propondrá el Concilio de Trento un siglo más tarde.


Antonio Mª Zaccaría (+1539 con 37 años), es sacerdote fundador de los Clérigos Regulares de san Pablo (barnabitas). Fue médico con 22 años en Padua para poder atender a los pobres y tener ocasión para instruirlos en la doctrina pero fue despertando su vocación sacerdotal para dedicarse en directo a los demás. A los 26 años se hizo sacerdote en tiempos de Lutero y san Ignacio. Como le entusiasmaba san Pablo, con dos sacerdotes más, Bartolomé Ferrari y Jacobo Morigia, fundó en Milán la Congregación para la atención de los pobres, conocidos como “barnabitas” porque nacieron en la iglesia de san Bernabé. Aprobada en el 33. También con Luisa Torelli fundó las “angelicales”, la rama femenina; de ambas se sirvió san Carlos Borromeo para reformar los monasterios de su diócesis. Su amor a la Pasión y a la Eucaristía le hizo inventar las “Cuarenta Horas” (3 días cada año en cada templo) y el contemplar la pasión cada viernes al toque de las tres de la tarde. Murió en brazos de su madre. Lo canonizó León XIII en 1890.


Juan de Dios (+1550 con 55 años) fundó la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios (OH). Portugués que durante 40 años hizo de todo: pastor, labrador, soldado de Carlos V, bracero, vendedor de libros, pero en Granada oyó predicar a san Juan de Ávila y quedó trastornado. Se hizo el loco, fue tenido por loco, la locura cristiana de dejarlo todo por haber encontrado el tesoro que es Cristo y los enfermos. Fundó en 1537 en Granada una de las Órdenes laicales más antiguas de la Iglesia. Tiene como finalidad la asistencia corporal y espiritual de los enfermos. Como es una Orden laical la mayoría de sus miembros son Hermanos, pero la Orden tiene la facultad de contar con los sacerdotes necesarios para la asistencia espiritual de los enfermos y de sus propias comunidades. Está presente en 50 países de los cinco continentes con 220 comunidades. Actualmente tiene 1.347 miembros, de los cuales 142 son sacerdotes, 40.000 colaboradores y cerca de 300.000 benefactores y donantes. Fue evocado por Erasmo de Rotterdam en “elogio de la locura”. Patrono de hospitales, enfermos, libreros, impresores y bomberos.

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