divendres, 26 de novembre del 2010

JESUITAS (1)


Los inicios
Mártires jesuitas
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La Compañía de Jesús la fundó Ignacio de Loyola (+1556 con 65 años). Iñigo López de Loyola pasó su adolescencia entre los pajes de la corte real y siendo militar fue herido en el asedio de Pamplona (con 30 años). Después de colgar su espada en el altar del monasterio de Montserrat, se retiró un año a una cueva de Manresa. Con 37 años viajó a París donde conoció a 6 compañeros, Francisco de Javier, Pedro Fabro, Laínez, Salmerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla, con los que el 15 agosto 1534 hizo voto de pobreza y castidad en una capilla de Montmartre (sólo Pedro Fabro era sacerdote), junto con el de peregrinar a Tierra Santa, donde pensaba pasar el resto de su vida. Impedido ese viaje, estuvieron por Italia y ofrecieron sus servicios al Papa.

Los inicios

En Roma maduró Ignacio la idea de fundar un instituto religioso, libre de lo monástico y dedicado plenamente al apostolado que fue aprobado por el Papa a los 6 años de fundado. Como en Roma Iñigo sonaba raro, se cambió a Ignacio en honor de san Ignacio de Antioquia. Los suyos serán romanos en Roma, chinos en China, indios en la India, guaraníes en Paraguay, etc. Desde su celda dirigió la Compañía de Jesús durante 15 años con minucioso control y abundante correspondencia.

A su muerte repentina había mil jesuitas por el mundo. Hoy son unos 20 mil en 112 países. Su apostolado, de vez en cuando, pone nervioso a los poderes de las tinieblas y es una de las pocas instituciones de la Iglesia abolida por un Papa. Fue a instancias de muchos reyes católicos europeos (salvo Rusia) que quedó suprimida durante 40 años, (de 1773 a 1814), poco antes de la Revolución francesa. El llamarse “jesuitas” se debe al mismo san Ignacio que lo leyó en la “Vida de Cristo” de Ludolfo de Sajonia donde se dice que los buenos cristianos serán llamados los santos, los jesuitas, pues el nombre de Cristo es Jesús.

Pedro Fabro (+1546 con 40 años), canonizado por Francisco en 2013, compañero de san Ignacio, era hijo de un pastor de ovejas de la diócesis de Ginebra, al pie de los Alpes de la alta Saboya, pero que sentía desde joven las ganas de estudiar. Fue a París con 19 años y en el colegio de santa Bárbara conoció al navarro Francisco de Javier con quien compartió habitación y en septiembre del 29 también allí a Ignacio. Luego Diego Laínez, Salmerón, Nicolás de Bobadilla y Simón Rodrigues se añadieron al grupo de amigos. El 15 de agosto de 1534, festividad de nuestra Señora de la Asunción fueron a la capilla de los Mártires, a las afueras de Roma. Fabro, entonces el único sacerdote del grupo, celebraba la Eucaristía. Cada uno fue pronunciando su voto de dirigirse al Papa para que les concediera ir a Jerusalén. Si no pudieran embarcarse en el plazo de un año, hacían voto de ponerse a las órdenes del Papa para que les enviase a donde creyera oportuno podrían mejor servir a Dios y ayudar a las almas. Fabro y compañeros estudiaron entonces teología. No pretendían obtener grados, sino un sólido conocimiento que les permitiera ejercer el sacerdocio con competencia. El 2 de mayo, camino de Roma para asistir al Concilio de Trento, lo pasó en Gandía con Francisco de Borja. No llegó a Trento.


Francisco de Javier (+1552 con 46 años) es el apóstol de Extremo Oriente, patrono de las misiones. Francisco (de Jasu) de Javier, hijo de noble familia navarra que vivían en el castillo de Javier, estudiaba en París llevando una vida juvenil azarosa, con fiestas y aventuras hasta que se encontró y se unió a Ignacio de Loyola formando el grupo de los 7 que emitieron los votos en Montmartre (15 agosto 1534) con el voto añadido de ir a Tierra Santa. En Venecia fue ordenado sacerdote (1537) y no pudiendo peregrinar, fue con sus compañeros a Roma a ponerse a disposición del Papa para ser enviados de misión (1538). 

Llegó a Goa tras 17 meses de navegación. En el lejano Oriente vivió 10 años y bautizó a 300.000 paganos. La muerte por pulmonía le sorprendió a las puertas de China, en la isla de Sanchán, frente a la costa de Cantón, donde fue abandonado y murió en la orilla del mar; fue enterrado por un catequista, un portugués y dos negros. Cuando más tarde quisieron llevar sus restos a Goa, su cuerpo estaba incorrupto (como sigue hoy). San Pío X le nombró patrono de las misiones que comparte ahora con santa Teresa de Lisieux.

Francisco de Borja (+1572 con 62 años) fue el tercer Prepósito General. De la noble y turbulenta familia de los Borja, hijo del duque de Gandía y marqués de Llombay, bisnieto del papa Alejandro VI. A los 18 años entró en la corte del Emperador Carlos; casado a los 19 con Leonor de Castro, fue nombrado Virrey de Catalunya. La muerte de su esposa y de la reina Isabel de Portugal le hicieron cambiar su vida y, dejando a sus 8 hijos, abrazó la vida religiosa. Contemporáneo de san Juan de Ribera con quien se entrevistó. San Ignacio le puso al frente de la Compañía en España y Portugal; luego fue elegido Prepósito General que lo fue hasta su muerte durante 7 años.

Pedro Canisio (+1597 con 76 años) es apóstol de Alemania, Austria y Suiza. Pedro Kanijs, latinizado Canisio, es holandés, hijo del alcalde de Nimega, fue a Colonia para ser abogado pero la amistad con Pedro Fabro, uno de los primeros compañeros de san Ignacio, deshizo las ilusiones familiares. Como teólogo participó en el Concilio de Trento. San Ignacio lo llamó a Roma donde hizo su profesión solemne: fue el 8º jesuita (1549). Redactó un Catecismo que se tradujo a 24 lenguas y fundó muchos colegios en Alemania donde recorrió a pie o a caballo 30.000 km en 30 años. Uno de los creadores de la prensa católica ayudando a formar varias editoriales. Canonizado en 1925 y es doctor de la Iglesia.

Benedicto XVI lo citó (Audiencia General 110208) recordando que León XIII lo consideraba el segundo apóstol de Alemania y que "En un momento histórico de fuertes contrastes confesionales, evita las asperezas y la retórica de la ira, algo raro en aquella época de contrastes entre cristianos, centrándose en la presentación de las raíces espirituales y la revitalización de la fe en la Iglesia" y “se preocupa por mostrar a los fieles la necesidad y la belleza de la oración personal y diaria que debe acompañar e inspirar la participación en el culto público de la Iglesia". Esa "exhortación y ese método –añadía el papa- conservan intacto su valor, especialmente después de su re-proposición en el Concilio Vaticano II".

Estanislao de Kostka (+1568 con 18 años). Hijo de una familia polaca noble y rica, tuvo que huir disfrazado. Recorridos 700 km, encontró en Tréveris un jesuita que le comprendió, el holandés Pedro Canisio, provincial de Alemania. Pudo ser novicio de los jesuitas en Roma, recibido por san Fco de Borja. Murió el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción. Es patrono de Polonia y de los novicios.

Mártires jesuitas

Cuarenta jesuitas son mártires en Brasil en 1570. Eran 32 portugueses y 8 españoles, uno sobrino de santa Teresa de Jesús. Todos ellos jóvenes jesuitas universitarios, navegaban como misioneros a América; su barco fue asaltado por piratas enemigos de la fe; fueron echados al mar a golpe de espada y de lanza; sólo se salvó el cocinero que los piratas se reservaron para su servicio.

Cuatro jesuitas beatos, son mártires en Salsete (India) en 1583. Una expedición de 14 jesuitas, encabezada por Rodolfo Aquaviva, sobrino de Claudio Aquaviva, entonces el general de los sj, salió de Lisboa con el padre Ricci en 1578. El P. Rodolfo fue martirizado junto con el P. Pedro Berno, el P. Alfonso Pacheco y el hermano Arana.


Tres jesuitas con Pablo Miki y otros 25 compañeros son mártires en Japón en 1597. En 1587 el emperador Toyotomi Hideyoshi, que se propuso la conquista de Corea, cambió su actitud benévola para con los cristianos y publicó un decreto de expulsión de los misioneros extranjeros por motivos antiespañoles y antioccidentales. Era a los 50 años después de morir san Fco Xavier, cuando había unos 300 mil cristianos japoneses, entonces 26 fueron crucificados en Nagasaki, 6 franciscanos, 3 jesuitas y 16 seglares japoneses (terciarios franciscanos: un joven, un médico, un soldado, un intérprete y varios catequistas, 3 de 13 años) y otro coreano. Antes les habían cortado la oreja izquierda y fueron exhibidos por varias ciudades para atemorizar a los demás. Impactó mucho a los asistentes que desde la cruz Pablo Miki perdonara a sus ejecutores y que pidiera para ellos la fe.

Juan Ogilvie (+1615) escocés de padre protestante y madre católica, estudió en Lovaina donde se convirtió y en Viena se hizo sj. Fue mártir en Glasgow.

Tres jesuitas, Melchor Grodecz, Esteban Pongracz y Marcos Krizevcanin, son mártires en Kôsice, los Cárpatos, Eslovaquia en 1619. Fueron canonizados en 1995 por Juan Pablo II.

Roque González y otros 3 jesuitas, son mártires de Paraguay en 1628, los primeros mártires sudamericanos canonizados por Juan Pablo II en 1988. Los jesuitas habían fundado en Paraguay las “reducciones”, entonces originales colonias de indígenas distintas a las llevadas por dominicos o franciscanos, pues tenían en cuenta la inculturación del Evangelio y no dudaban en considerar a los indígenas verdaderos hijos de Dios y por ello no los tenían por ciudadanos de segunda clase, sino protagonistas de su desarrollo. 

Con motivo de llevarles la fe cristiana no pretendían de paso imponerles la civilización europea. Los historiadores dirán que esas “reducciones” lograron un grado tan elevado de civilización que nunca antes se había visto pero fueron destruidas por las miserias humanas de otros cristianos. El P. Roque llegó a “dirigir” seis reducciones paraguayas. Un curandero o brujo indígena tuvo envidia pues los jesuitas le quitaban clientela. Reunió un grupo de salvajes y mataron al P. Roque a mazazos. Y luego a otro de esa misión (Alonso Rodríguez Obnel) y a un tercero de la misión vecina (Juan del Castillo). El jefe indio Guaregupí dejó testimonio por escrito de la santidad de estos misioneros.


Juan de Brebeuf, Isaac Jogues y compañeros, son mártires canadienses entre 1642 y 1649, canonizados en 1930. Eran jesuitas franceses que, enfrentándose con la superstición, la violencia y el canibalismo, evangelizaron a los indígenas de las tribus belicosas de hurones, iroqueses y algonquinos; fueron víctimas de la crueldad y rivalidad entre esas tribus irreconciliables. Isaac fue sacrificado por los iroqueses en el actual estado de New York y Juan por los hurones cerca de Canadá. A Carlos Garnier, uno le abrió la cabeza con un hacha. Gabriel Lalemant sufrió terribles tormentos durante horas.

Diez jesuitas y otros 30 compañeros son mártires de Inglaterra y Gales dentro del grupo de los 200 católicos que, en la persecución de los anglicanos, fueron ejecutados entre 1535 y 1679, cuando la tolerancia y el fair play aún no eran valores ingleses. Canonizados por Pablo VI en 1970, son 13 sacerdotes seculares, 19 religiosos (10 jesuitas, 3 benedictinos, 3 cartujos, 2 franciscanos, 1 agustino) y 7 seglares (4 hombres y 3 mujeres). Entre ellos, Dermot O’Hurley, Francisco Taylor, Margaret Clitherow (madre de familia), Margarita Bermingham (viuda de Ball), Anne Line).
Los jesuitas son: Edmundo Campion (†1-XII-1581), Alejandro Briant (†1-XII-1581 con 28 años), Roberto Southwell (†21-II-1595), Enrique Walpole (†7-IV-1595), coadjutor Nicolás Oswen (†2-III-1606), Tomás Garnet (†23-VI-1608), Edmundo Arrowsmith (†28-VIII-1628), Enrique Morse (†1-II-1645), Felipe Evans (†22-VII-1679), David Lewis (†27-VIII-1679). Jhon Southworth (†28-VI-1654 con 62 años) tiene sus reliquias en la capilla de san Jorge en la catedral de Westminster y se exponen para su fiesta el 27 junio; fueron veneradas por Bened XVI en su viaje a Inglaterra en septiembre de 2010. Juntamente otros 16 beatos mártires SJ que, en la misma persecución, sufrieron el martirio entre 1573 y 1679.

Andrés Bobola, (+1657 con 66 años), mártir en Janov (Polonia), es apóstol de los cosacos. Se ensañaron con él. Su cuerpo fue sepultado en el colegio de Pinks.

Juan de Britto (+1693 con 46 años) es mártir de la India junto con otros comp. jesuitas. Lisboeta con afán misionero. Se hizo hindú con los hindúes y así nadie le reconocía como jesuita ni por su indumentaria, ni su lengua pues vivía como los indígenas de la costa Malabar. El último año, dejó escrito, “bauticé a cuatro mil”. Un jefe indio al convertirse decidió quedarse con una sola esposa y despedir a las demás mujeres. Una de las concubinas se vengó logrando fuera condenado a muerte por la presión al juez de los fanáticos contra el cristianismo. Murió decapitado en Urgur y su cuerpo fue pasto de las fieras. En el s XIX habrá otra persecución con más de cien mil mártires. Canonizado por Pío XII en 1947.

José María Rubio y Peralta (+1929 con 65 años). Almeriense, hijo de familia muy numerosa, sacerdote y Capellán de las Monjas Bernardas, tenía una profunda vida espiritual, alimentada sobre todo en el amor a la Eucaristía y en la devoción al Corazón de Jesús, fue fundador de las Marías de los Sagrarios. Se dedicó a reconciliar penitentes en el confesionario, a la predicación del Evangelio de forma sencilla, a la atención pastoral y social en los barrios más pobres de Madrid y a la formación de seglares para que actuaran como cristianos en la familia, en la profesión y en la sociedad. Ya en su tiempo se le llamó: “el apóstol de Madrid”. Canonizado en 2003 por Juan Pablo II.

Doce jesuitas con José Aparicio Sanz y otros 220 compañeros, beatos, son mártires en Valencia durante la persecución religiosa en España (1936-39). No son mártires por morir en una guerra civil, sino por perder cruentamente la vida y sin más motivos que su fe. Eran 38 sacerdotes valencianos y 2 de Zaragoza, 19 mujeres, 18 jóvenes de Acción Católica, 18 dominicos, 10 franciscanos, 12 capuchinos, 6 capuchinas de santa Clara, 12 jesuitas, 30 salesianos, etc. Beatificados en 2001.

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