dimarts, 5 d’octubre del 2010

RAMAS DEL CISTER

La Trapa
La Cartuja
Otras ramas del Císter
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La Trapa

La Trapa es la reforma del Císter en el siglo XVII para crear la rama de la “estrecha observancia", nacida con el afán de volver hacia atrás buscando el rigorismo del eremita que parece perdido. Su nombre viene de unirse a la abadía normanda de la “Gran Trappe”.


Armand-Jean de Rancé (+1700 con 74 años), un joven clérigo de la corte del rey francés, era culto, mundano y fogoso hasta que sintió la voz interior de Dios y a los 37 años se retiró a La Trappe. Ahí llegó a abad y no fueron pocas las dificultades y oposiciones que encontró con los monjes que había. Pero su reforma trajo un desbordamiento de amor a Dios y de vocaciones. A su muerte eran 90 monjes.

Fueron desterrados durante la Revolución Francesa y regresaron a principio del siglo XIX. Hoy son unos 4000 miembros en 100 casas de monjes y 70 de monjas.

Los padres trapenses de la italiana Abadía de las Tres Fuentes crían a los corderos con los que se confeccionan los pallium que usa el Papa e impone a los arzobispos. El día de la fiesta de santa Inés, en griego “pura” y en latín “corderilla”, se bendicen dos corderos en las catacumbas de la Via Nomentana de Roma, donde están los restos de la santa mártir. Los pallium son confeccionados por las religiosas de santa Cecilia con la lana recién esquilada.


Son especialistas fabricantes de cerveza lo cual les viene desde que se les permitió consumir bebida de la región cuando el agua no era potable. De las seis abadías que tienen derecho a la denominación de origen, tres están en la zona belga de Valonia.

Rafael Arnáiz Barón (1911-38 con 27 años), “hermano Rafael”, fue canonizado por Benedicto XVI en octubre de 2009. Trapense que falleció por su diabetes en el monasterio de san Isidro de Dueñas el 26 de abril. Su padre Rafael era abogado y ejercía como Ingeniero de montes; su madre Mercedes era cronista de periódicos y revistas. El primer año de colegio, con 9 años, lo pasó enfermo con fiebres coli-bacilares y luego una pleuresía. Sanado, su padre lo llevó al Pilar para dar gracias a la Virgen. Era estudiante de Arquitectura cuando visitó la Trapa e ingresó 4 años después.
Algunos famosos quisieron en su momento ser trapenses.

Carlos de Foucault (+1916 con 58 años), beatificado el 13-XI-2005, era huérfano educado por su abuelo y perdió la fe en la adolescencia. Se hizo militar y explorador en Marruecos. Tras su conversión, visitó Tierra Santa donde quedó impresionado por la vida de Jesús en Nazaret. Se hizo trapense y luego lo dejó para retirarse en Nazaret como ermitaño y ayudante de las clarisas hasta que se ordenó sacerdote, incardinado en la diócesis de Viviers. Siempre misionero, se fue a Argelia viviendo con intensidad el amor a la eucaristía. Luego fue a evangelizar a los tuareg en Tamanrasset. Murió de un disparo en la puerta de su ermitorio.

Benito José Labre (+1783 con 35 años) intentó cinco o seis veces ser trapense o cartujo hasta que descubrió su vocación de peregrino. Es Patrono de los vagabundos.

Juana Isabel Bichier des Ages (+1838 con 65 años) quiso ser trapense pero san Andrés Fournet, sacerdote y su director espiritual, le recomendó seguir en el mundo trabajando en vez de irse de trapense y que vistiera una túnica negra, lo cual disgustó mucho a sus familiares. Ambos fueron reuniendo muchachas piadosas y fundaron la Comunidad de las Hijas de la Cruz para atender a la juventud pobre y abandonada. Fundó 60 colegios. Ya de niña le impresionaban mucho los enfermos y mendigos y hacía por ellos cuanto podía. Tuvo muchos pretendientes pero tenía su corazón para Dios. Al estallar la Revolución Francesa, decidió estudiar Economía para defender las propiedades ante la autoridad y lo logró con todas la herencia paterna que se puso a administrar. Visitaba a los sacerdotes encarcelados y trataba apostólicamente a los carceleros. Fue canonizada en 1947.

La Cartuja

Bruno (+1101 con 71 años), sacerdote (como señala el nuevo Martirologio Romano), alemán de familia noble, era canónigo de la catedral y canciller del arzobispo pero a los 50 años algo le hizo cambiar, incluidos los motivos de escándalo del alto clero y del propio arzobispo. Se fue al monasterio cisterciense fundado por su maestro Ruperto de Molesme y 2 años después se retiró a un bosque conocido como La Chartreuse, en la diócesis de Grenoble, fundando los “cartujos”, con el apoyo de san Hugo, el obispo, quien en 1084 le acompañó con seis compañeros al valle selvático. Son monjes blancos de vida durísima con la prioridad absoluta de Dios. Después de seis años, el papa Urbano II le llamó a servirle en Roma y tampoco estuvo a gusto por lo que su estancia sólo duró unos meses. Con permiso del Papa fundó un nuevo eremitorio cerca de Calabria.

En 1132 una avalancha destruyó el eremitorio y el prior Guigo levantó otro, la actual Gran Cartuja. En 1140, durante el priorato de Antelmo, se tuvo el primer Capítulo General con lo que quedaba constituida la Orden. En 1145 empezó la rama femenina. Hoy hay 19 casas con 370 monjes y 5 casas femeninas con 75 monjas.
Entre los 40 mártires en Inglaterra y Gales durante las persecuciones anglicanas de 1535 y 1679, hay 3 cartujos.

Hugo (+1132 con 79 años). Su padre Odilón, cumplidas sus tareas patrias y con permiso de su esposa, se retiró a la cartuja. Hugo le administró los últimos sacramentos. Hugón, contra su voluntad, fue hecho obispo de Grenoble con 27 años por Gregorio VII y lo fue por más de 50. Encontró una diócesis tan deprimente que se retiró como benedictino a Clermont (Auvernia) pero el papa Hildebrando le obligó taxativamente a que regresase. Obedeció con repugnancia, la salud no le ayudaba nada y las tentaciones le atormentaban. Ayudó a Bruno y compañeros a establecerse en la Cartuja. Grenoble cambió de la noche a la mañana. Fue canonizado en dos años.

Airaldo (+1146), cartujo, obispo de Maurienne (Saboya).

Antelmo (+1177) era sacerdote y en 1037 se hizo cartujo; como prior convocó el primer Capítulo General con el que se constituía la nueva Orden. Alejandro III le obligó a ser obispo de Belley.

Hugo (+1200 con 60 años), cartujo, obispo de Lincoln (Inglaterra). Se enfrentó con el rey Ricardo I, sucesor e hijo de Enrique, pues dilapidó su patrimonio con las guerras en Francia y quería que los obispos le financiaran su política. Por ello fue desterrado y confiscados sus bienes junto con otro obispo que apoyaba su actitud.

Artaldo o Artoldo (+1206 con 106 años), de joven estaba en la corte de Saboya. La Cartuja de Portes le envió a Ginebra a fundar la de Arvières. Era consultor de Inocencio III que –con 90 años- le nombró obispo de Belley aunque sólo dos años pues Clemente III le dispensó y le dejó volver a su querido retiro.

Esteban de Chatillon (+1208) era de la cartuja de Belley y no perdió la austeridad propia del cartujo siendo obispo de Die.

Margarita d’Oingt (+1310 con 70 años), cartuja en Poleteins, glosada por Benedicto XVI (Audiencia General 101103) sin que diga si es santa, hija de los Oingt, antigua familia noble del Lyonnais. Su madre era también Margarita, tenía dos hermanos (Guiscardo y Luis) y tres hermanas: Catalina, Isabel e Inés que la siguió a la cartuja y la sucedió como priora que lo había sido desde el 88. Era una mujer muy culta, escribía también en latín, cosa de eruditos, y capacita para el gobierno conjugando sus experiencias místicas con el servicio a sus hermanas, incluso preocupada por las cosechas de trigo del monasterio. Ella nos invita a meditar diariamente en el dolor y el amor de Jesús y de su Madre, María.

Roselina (+1329 con 66 años). Noble de Villeneuve, fue priora en la cartuja de Celle-Roubaud desde los 37 años.

Bonifacio Ferrer, (+1417 con 67 años), beato, hermano de san Vicent, fue General de los cartujos. Notario íntegro que –como embajador del Reino de Valencia- fue enviado a una población de Zaragoza para resolver un pleito y entonces le desamortizaron todas sus propiedades valencianas. Además falleció su mujer y 9 de sus 11 hijos: es como un nuevo santo Job. Entonces su hermano Vicent le convenció para hacerse cartujo en Porta Coeli. Es el primero que tradujo la Biblia a una lengua romance (al valenciano). Fue con su hermano Vicent uno de los tres enviados al Compromiso de Caspe. Luego ingresó en la cartuja de Altura donde fue prior; allí se dedicó, entre otras cosas, a fabricar imágenes de la Virgen. La aparición de una de ellas –un siglo más tarde- en la Cova Santa, dio pie a la construcción de ese santuario mariano. En 1987 la imagen fue coronada por el gerundense Josep María Cases, obispo de Castellón-Segorbe.

Tomas Moore (+1535 con 57 años) intentó ser cartujo y también franciscano mientras descubría su vocación matrimonial.


Luis Beltrán (+1581 con 56 años), valenciano, también quería ser cartujo en Porta coeli pero se le aparecieron san Vicent Ferrer y san Bruno y le enseñaron que Dios le quería en el mundo. Se casó y luego fue ordenado sacerdote y con 30 compañeros partió como misionero a Colombia donde estuvo 7 años.

Antonio Mª Claret (+1870 con 63 años) también quería ser cartujo.

Godefrido o Godofredo (+1115 con 49 años) era abad benedictino de Noguent-sous-Coucy (Champagne). Siendo obispo de Amiens, los fieles no le permitieron renunciar porque quería hacerse cartujo.

Otras ramas del Cister

Brígida (+1373 con 70 años), nacida en Upsala, es la 7ª hija del gobernador Birger y su esposa Ingeborg Sigride, emparentados con los reyes de Suecia. Casada a los 14 años con el noble Ulf Gudmarsson, tuvo 4 hijos y 4 hijas; una de ellas, Catalina, con la que vivió en Roma, es santa; Carlos y otra hija sin embargo le hicieron sufrir mucho por su vida frívola y su picaresca. Desde los 6 años tuvo frecuentísimas apariciones de la Virgen pero pensaba que eran alucinaciones suyas hasta que su director espiritual le afirmó que podía creer en ellas. A los 32 años fue llamada a la corte como dama de honor de la reina. Peregrinó con su marido a Santiago de Compostela. A Roma fue en el Año Santo de 1350 aunque era una ciudad desolada y el Papa vivía en Avignon.

Una vez viuda, se hizo cisterciense pero a los 3 años fundó la Orden del Santísimo Salvador -las “brígidas”-, cuya originalidad es que en cada monasterio femenino debía haber 85 miembros (aquellos otros 72 discípulos + los 13 apóstoles contado san Pablo): 60 monjas asistidas por una comunidad de 13 sacerdotes, 2 diáconos, 2 subdiáconos y 8 legos, en casa contigua pero con absoluta separación. Cuando en 1370 el Papa Urbano V (de vuelta provisional a Roma) aprobó su Orden fue de peregrinación a Tierra Santa para dar gracias a Dios y al regreso, ya enferma, falleció en Roma. Sus restos –pasando por Czestochowa- fueron trasladados años más tarde al monasterio sueco que ella fundara en Vadstena. Juan Pablo II la nombró Patrona de Europa junto con ss. Catalina de Siena, Edith Stein, después de nombrar a Cirilo y Metodio que se añadían a Benito, nombrado por Pablo VI.

Raimundo (+1163), cisterciense del monasterio Scaladei en el Pirineo francés y abad de Fitero, fundó en 1158 la Orden religiosa-militar de Calatrava, la española más antigua, con “monjes de cuerpo entero, soldados de pelo en pecho”.

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