dijous, 23 de setembre del 2010

LA ORDEN CARMELITA (1)

Un poco de historia
Árbol con muchas ramas
Por todo el mundo
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La Orden de los Carmelitas, "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo", nació a principios del siglo XII con cruzados de la 3ª cruzada que se quedaron para vivir como ermitaños en el monte Carmelo de Palestina, al sur del puerto marítimo de Haifa, lugar relacionado con el profeta Elías. El monte, en los confines de Galilea y Samaria, es de unos 600 mts de altura.

No tienen a nadie reconocido como su fundador. Por la invasión musulmana en Tierra Santa se retiraron a Occidente, después de la pérdida de san Juan de Acre en 1291, y se adaptaron al modo europeo de franciscanos y dominicos permitiéndoseles abrir conventos y dedicarse a la pastoral.

En 1562 Teresa de Jesús inició la reforma del Carmelo y Juan de la cruz la de la rama masculina que dio lugar a la rama de los “calzados” (Antigua observancia) y la de los “descalzos” (Carmelo teresiano).

Un poco de historia

Su origen es un tanto difuso y la familiaridad con el profeta Elías, con la Virgen María y con Juan Bautista ha suscitado mucha polémica por parte de la crítica. Las referencias a Elías son testimonios no carmelitas como el relato del “Peregrino de Burdeos” hacia el 333 y en 385 el relato de la monja Eteria. Se tiene por cierto que en los siglos IV-V vivían en el Carmelo monjes griegos.


Elías era por tanto venerado por los ermitaños del Monte Carmelo porque el profeta construyó allí un altar para el sacrificio a Yahveh tras ridiculizar y derrotar a los 450 sacerdotes idólatras de Baal, siendo él el único que quedaba de los sacerdotes ortodoxos del pueblo de Dios. Con Moisés aparece en la transfiguración de Jesús en el monte Tabor.

Era profeta de Israel en tiempos de Ajab (874-853), juez de Judá, el más pecador desde Jeroboam, que había abierto la idolatría al pueblo de Israel (el reino del Norte), dominado por su esposa Jezabel, pagana, hija del rey de Tiro y Sidón. Elías, austero y penitente, llamado “el hombre de Dios”, vestía túnica y manto tejidos rudamente con crines ceñidos con un cinturón de cuero como el Bautista. Cumplida su misión, fue arrebatado en un carro de fuego al cielo; su milagrosa desaparición llevó a muchos judíos a creer que volvería para anunciar al Mesías y Cristo confirma que efectivamente así fue, pero que Elías era Juan Bautista.

Se tiene a Bertoldo de Calabria o Malafaida como el primer Prior en 1154. Antiguo caballero cruzado francés que se quedó en Palestina viviendo en una gruta. Los eremitas fueron aumentando en número y se fueron agrupando en comunidad. A mitad del s XII reunió en torno suyo a los eremitas dispersos y cercó celdas y monasterio con un muro. Su culto fue permitido en 1584. Le sucedió el teutón san Brocardo o Brucard (+1221 con 80 años).


Alberto (+1214), Patriarca de Jerusalén, presentó en 1209 una regla para los eremitas del Monte Carmelo que aprobaría el papa Honorio III en 1226. Inocencio III le había nombrado su legado en Tierra Santa donde intentó entenderse con los sarracenos. Invitado al Concilio IV de Letrán fue asesinado a la salida de la iglesia de la Santa Cruz por el maestre del Hospital del Espíritu Santo cuya conducta Alberto le había afeado. Anteriormente había sido prior de los Canónigos regulares de Pavía, obispo de Bobbio un año y al siguiente de Vercelli. Medió por la paz entre Clemente III y Federico Barbarroja y su sucesor Enrique VI le nombró príncipe imperial.

En 1241 el Barón de Grey de Inglaterra regresaba de las Cruzadas en Palestina trayendo consigo un grupo de religiosos del Monte Carmelo a los que les obsequió con una mansión en Aylesford. El género de vida en Occidente era distinto al oriental y no acababan de adaptarse dando lugar a rencillas internas hasta en esa mansión se dio el acuerdo de adaptación en el capítulo general tenido en Pentecostés de 1245.


En 1289 caía Trípoli bajo las hordas de los mamelucos de Qalawun y al año siguiente caían Acre y Haifa sin dificultad. Quemaron los monasterios del Carmelo y degollaron a los monjes.
Cuando el maligno atacó a la Orden, se les quiso expulsar de Europa, empezando por los profesores carmelitas de las universidades. 

La Virgen acudió a sostenerlos y les dio una prueba o prenda del cuidado de Dios con la Orden y de su preocupación materna. Se cuenta que ya la invocaban los que salieron de Palestina cantando una Salve y entonces María se les apareció y les dijo que era su “stella maris”.


Esta vez fue en 1251 cuando el Superior General era Simon Stock que un catálogo de santos de la Orden dice ser el 9º de la lista. Pedía a la Virgen una señal de su protección ante la tormenta que se avecinaba. Después de mandar 20 años, moría en 1265, el 16 mayo, fiesta de la Virgen del Carmen. Se cernía una tormenta por las crisis externas e internas porque unos querían dedicarse al apostolado y otros decían que era muy grave cambiar el espíritu y dedicarse a la predicación y a la confesión sacramental.

En 1274 el concilio II de Lyon aprobaba la Orden en su nuevo modo de vida activa cuando estaba en peligro de extinción. Bajo el mando de Peter Millaud (1279-94) se produjo un cambio en el manto en el capítulo de Montpelier de 1287: el de cuatro franjas blancas verticales y tres negras, -por lo que popularmente eran llamados fratres barrati o de pica (urracas)-, se cambió por blanco (como los del Císter), lo que motivó que se les llamara los frailes blancos. En el capítulo de Barcelona de 1324 se trazó oficialmente el ideal mariano de la Orden.

Árbol con muchas ramas

Durante el Cisma de Occidente y la estancia de los papas en Avignon, la Orden se dividió en dos obediencias: bajo el catalán Bernardo Oller que seguía al papa de Avignon y bajo el italiano Miguel Aiguabi que era pro romano.

La Orden, al igual que otras, se descomponía con los privilegios y la simonía, dando lugar a sucesivas reformas pero no se podía mantener el espíritu de la letra de las leyes pues se tenían por impracticables y empezaron las mitigaciones. En 1347 Inocencio IV aprobó una reforma según las exigencias de los tiempos modernos. Eugenio IV aprobó otra mitigación más de la Regla en 1430 que tampoco gustaba a todos. En los siglos XV y XVI la Orden tocó fondo influida, entre otros factores, por el ruido de las universidades, el gran contacto con los seglares, por las disputas filosóficas y teológicas del momento, … y por la guerra con el clero secular.

Las Carmelitas y la Tercera Orden fueron fundadas por el beato Juan Soreth (+1471 con 77 años) mientras hacía la urgente reforma general. Elegido General en 1451, asestó duros golpes a los vicios morales, promovió la liturgia coral, cercenó las salidas y la vagancia, impuso la guarda estricta del silencio reglar y quitó peculios y propiedades abusivas. 

Su obra se truncó a su muerte durante un siglo pues no hubo dignos continuadores. Se reanudó con el chipriota Nicolás Audet (+1562 con 80 años), hombre gigante y resuelto, elegido Superior General en 1524.
Ellas al principio formaban núcleos de hermanas espirituales, viviendo cada una en su domicilio. Las anteriores Órdenes monásticas habían creado los antecedentes pues destinaban algunas dependencias para sus beatas, imitando a las vírgenes, viudas, manteladas o beguinas. Las carmelitas aparecen primero en Francia y a partir de la bula de erección de Nicolás V en 1452, se extendieron a Florencia y luego al mundo entero llevando vida comunitaria y clausura rigurosa. 

La primera carmelita fue la beata Francisca Amboise (+1484), condesa de Borgoña, animada por Soreth.


En el siglo XVI, tras la acción de Audet, se llevó a cabo la gran reforma por la que del tronco inicial (la Antigua observancia) nacía la nueva rama de los/las Descalzos/as iniciada con Teresa de Jesús (+1582 con 67 años). En el 58 empezó a considerar la restauración del Carmelo, relajado en los dos siglos precedentes por el decreto del papa Eugenio IV y debido también a la excesiva cantidad: en su convento de la Encarnación de Ávila eran 140 monjas. Decía: “La experiencia me ha demostrado lo que es una casa llena de mujeres. Dios me libre de semejante calamidad”. Mujer de gran ingenio, grandeza de alma, viva sensibilidad femenina, gracia natural. Una de las más grandes místicas de la historia que en éxtasis o entre pucheros vivía la naturalidad sobrenatural. La primera mujer doctora de la Iglesia, nombrada por Pablo VI en 1970. Canonizada por Gregorio XV en 1622 a los ocho de ser beatificada. Fundó –sin una blanca, decía ella- 16 conventos femeninos y de 14 frailes.


Juan de la Cruz (+1591 con 49 años), Juan Yepes, nació en Fontiveros de familia muy humilde y desde su encuentro en Medina del Campo con Teresa de Jesús, se hizo colaborador suyo para reformar el Carmelo cuando tenía 25 años y pensaba irse a la Cartuja durante su primera misa. Su prior de Úbeda fue su más encarnizado enemigo. La santa de Ávila lo llamaba “mi medio fraile” por su pequeña estatura, pero era un gigante como poeta y como místico. La noche oscura del alma no es una ocurrencia para lucimiento de su pluma, sino la experiencia de su vida cuando vivió su Getsemaní de manos de sus propios hermanos de religión, los "calzados"; se llegó a tramar su expulsión del Carmelo. Canonizado en 1726. Juan Pablo II –gran admirador suyo- lo nombró patrono de los poetas.

Los Carmelitas teresianos o "descalzos" explican ellos mismos su carisma: Abrazamos la vida religiosa en amistad y servicio de Jesucristo, a imitación y con el patrocinio de la Virgen María, cuya forma de vida, de fe y sencillez, de unión íntima con Jesús y su causa, constituye para nosotros el modelo interior.

Nuestra vocación aspira a la unión con Dios por el camino de la contemplación y del fervor apostólico, indisolublemente hermanados, formando una comunidad fraterna, signo de comunión en el mundo. La oración, que es vida de oración y oración de vida, se alimenta con la escucha de la Palabra de Dios y la liturgia y con los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias de la Iglesia y de la humanidad. Un camino de fe, esperanza y amor. Hoy ellos son 3.800 en 490 conventos y ellas 14.000 en 835 conventos.

Nueva rama son las Carmelitas Misioneras, mujeres que siguen el carisma de Francisco Palau y Quer (+1872 con 61 años) viviendo las dos pasiones cristianas del amor a Dios y el amor a los hombres y mujeres. Palau estuvo once años exiliado a Francia por los azares políticos del momento. En Mallorca fundó los Hermanos y Hermanas Carmelitas y dos meses antes de morir redactó la Regla y Constituciones de la Orden Terciaria.

Los Carmelitas “calzados” o de la Antigua observancia absorbieron la reforma de Touraine promovida por fray Felipe Thibault (+1638 con 66 años) en la provincia francesa y que luego siguieron casi todas las demás. Eran tiempos de Clemente VIII y tuvieron la ayuda de los “descalzos”. De ahí saldrían insignes escritores y místicos. La reforma teresiana les llevó a la implantación de la oración en común, el amor a sus orígenes proféticos y la devoción mariana. A mitad de siglo XX eran unos 3.000 en 150 conventos.

En 1991 nace en Texas la rama de los ermitaños de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo que profesan la Regla de san Alberto de Jerusalén. Esta rama fue fundada por fray Fabián María Rosette para dedicarse a rezar por la salvación del mundo y la santidad de los sacerdotes. Las ramas ermitañas de los Descalzos se llaman "desiertos" en vez de "eremitorios".

Por todo el mundo

Es probable que el cristianismo penetrase en Iraq a través de las colonias judías del país; los habitantes de Adiabene contactaron con el cristianismo en el año 30 dC. Pero las misiones católicas empezaron con los carmelitas en Basora (1622) y por ello en 1638 se pudo crear el obispado de Bagdad, aunque su obispo no pudo entrar hasta un siglo más tarde, en 1722, y después tuvo sede vacante casi medio siglo, desde 1773 a 1820, en que pudo regir un obispo monfortiano. Desde 1850 será gobernada por Propaganda fidei por medio de Delegados Apostólicos.

En el siglo XVII el carmelita belga Tomás de Jesús y el capuchino Girolamo da Narni animaron al Cardenal Ludovisi, luego Gregorio XV, a encomendar la nueva evangelización de la costa occidental africana a la recién creada Congregación Propaganda fidei. Ya Papa lo hizo efectivo en 1622.

Para los cristianos indios “malabares” que se habían separado en 1653 como cismáticos de la archidiócesis portuguesa de Cramganor, los antiguos cristianos de Sto. Tomás (son ahora dos millones), se formó un Vicariato Apostólico dependiente de Propaganda Fidei con rito latino y Roma envió un carmelita como Visitador Apostólico porque ya no era terreno de los jesuitas.



En el mundo teológico y científico, cuando se libraba la batalla que enfrentaba la razón y la fe, la ciencia y la teología, fue protagonista el carmelita P. Foscarini. Roberto Belarmino (sj) tenía el encargo del Papa de convocar a Galileo y comunicarle la decisión eclesiástica negativa. Contra todos los teólogos que condenaban a Galileo, escribió al Secretario de tribunal que le juzga, al carmelita P. Foscarini diciendo que la hipótesis científica de GG era legítima; y si alguna vez la llegaba a demostrar, habría que plantearse cómo se debe interpretar la Biblia. De todos modos, como Belarmino era mal científico, pensaba personalmente que no era muy probable que se pudiera demostrar.

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