dimecres, 21 de novembre del 2018

CATÓLICOS MARONITAS



Francisco recibe a la comunidad libanesa de la “Fundación maronita” presentes en Roma por la visita ad Limina Apostolorum de la Iglesia Patriarcal de Antioquía de los Maronitas y les dio las gracias por “mantener el equilibrio -este equilibrio creativo, tan fuerte como los cedros-, entre cristianos y musulmanes, sunitas y chiíes; un equilibrio de patriotas, de hermanos. Gracias ante todo por esto”. Eran acompañados por el Cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de Antioquía de los Maronitas y por autoridades libanesas.

También les agradeció el tener un “corazón acogedor con los refugiados: tenéis más de un millón”.

El grupo estaba compuesto también por los fieles no eclesiásticos, o sea laicos y Francisco comentó: “Es una buena idea, se puede formalizar, ¡para que puedan hablar mal de los obispos! ¡Se puede hacer! Así conocemos las cosas más concretas de la comunidad”.

En febrero de 2018 recibió a la comunidad del Pontificio Colegio Maronita de Roma y animó a los sacerdotes de esta Iglesia oriental, en comunión con Roma, a ofrecer consuelo a los cristianos afectados por las guerras en Oriente Medio.

Es la comunidad surgida con los discípulos de san Marón (+410), Patrono del Líbano, ermitaño sirio en la región de Apamea, a quien san Juan Crisóstomo escribió una carta. Acudían muchos fieles a visitarla y se rodeó de muchos discípulos que dieron pie a los monjes y a la iglesia maronita. El 10-feb-2010 se celebró el 1600º aniversario de su muerte con una Misa presidida por el Cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los maronitas y a la que asistieron el Presidente del Líbano, Michel Suleiman (cristiano maronita), el Primer Ministro Saad al-Hariri (musulmán sunita), y el Presidente del Parlamento, Nabih Berri (musulmán shíita). Benedicto XVI visitó en Nicosia la catedral maronita de Ntra. Sra. de las Gracias (4-6 junio 2010) y dijo llevar en su corazón todas las iglesias maronitas de la isla.

Con motivo de la dominación árabe (626-750) tuvieron que huir al Líbano donde monjes y obispos decidieron elegir un Patriarca que no solamente tuviera la dirección espiritual sino que poseyera las facultades temporales concedidas por árabes, cruzados y mamelucos.

Los 6 Patriarcas con Benedicto XVI
En 1098, al llegar los cruzados, empezó una nueva etapa ayudándoles a consolidar la conquista y recuperaron así el contacto con la iglesia latina. Etapa que acabó en 1244 con la caída de Jerusalén. De entonces a 1516 volvieron a perder contacto con Occidente mientras Siria y Líbano estuvieron en manos mamelucas y otomanas. Vivieron en paz hasta 1860 cuando los drusos, instigados por los turcos, asesinaron a más de 20 mil.

A petición de Pío IX y del Patriarca maronita, se pidió la intervención de las potencias europeas que organizaron una operación militar. Los maronitas disfrutaron entonces de paz hasta la 1GM tras la cual el Patriarca Elías Hoyek proclamó la independencia del Líbano que Francia e Inglaterra reconocieron el 31 agosto 1920. La completa independencia no se logró hasta que en 1944 se impuso el mandato franco-británico. Desde 1943 había un acuerdo tácito entre maronitas y sunnitas para repartirse los cargos de gobierno: el Presidente de la República sería cristiano y el Presidente del Consejo de Ministros sería sunnita, la presidencia del Parlamento para los chiitas y para los ortodoxos griegos la Vicepresidencia.

Hoy día el Patriarca tiene la sede en Bkerke, a las afueras de Beirut y atiende a unos 930.000 cristianos libaneses, todos maronitas. Pero en la diáspora tiene 1 millón de fieles dispersos por el mundo dada la situación socio-política inestable de esa zona.

Pío XI beatificó a 3 laicos maronitas, mártires junto con los franciscanos valencianos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo, asesinados –con otros 4 frailes- por la plebe musulmana en Damasco en 1860.

Pablo VI canonizó en 1977 al primer santo oriental desde el siglo XIII, Chárbel Maklüf, monje maronita libanés (+1898 con 70 años). A los 23, llamándose Charbel, entró en la Orden Maronita Libanesa, en el monasterio de san Marón, en Annaya, donde se ordenó sacerdote. A su celda llegaban muchos visitantes para pedir consejo, sus oraciones y su bendición. El Señor se lo llevó consigo en Nochebuena.

Al abrir -por motivo de una inundación- la fosa donde estaba enterrado con otros 52 monjes, encontraron su cuerpo incorrupto, y un líquido rojizo saliendo de su cuerpo. Por 54 años consecutivos fue desenterrado su cuerpo y siempre se veía el cadáver tan fresco como si estuviera dormido. Aunque un médico retiró finalmente todos los órganos del cuerpo, el flujo de sangre no paraba. Para su beatificación (en la clausura del Vaticano II) se necesitaba un milagro reconocido y en su caso se contaron hasta 1.200 milagros.

Juan Pablo II canonizó en 2004 a Nimattullah Kassab Al-Hardini, otro monje maronita (+1858 con 50 años), libanés, con 6 hijos. Vivió con su abuelo materno, Youssef Raad, párroco de Tannourin, cuyo ejemplo le suscitó el amor al sacerdocio. Ya sacerdote dividía su jornada habitualmente en 2 partes: la 1ª mitad para prepararse a la celebración de la Misa y la 2ª para la acción de gracias después de la Eucaristía. Rezaba el rosario todos los días con los demás monjes. Practicaba el ayuno en honor a María todos los sábados y las vísperas de sus fiestas; después de rezar el Ángelus, repetía: "Bendita sea la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen". Abad general de la Orden, residía, con los demás asistentes. Afectado por una pulmonía, fallecía invocando: "Oh María, te encomiendo mi alma".

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